La canciller alemana, Angela Merkel, prometió ayer a su partido una "reducción sensible" del número de refugiados que llegan a Alemania, país que, advirtió, a la larga no podrá seguir asumiendo las actuales cifras de peticiones de asilo.

"Tenemos que lograr una reducción sensible de esas flujos porque ello va en interés de todos", expresó la canciller ante el congreso federal de su partido, la CDU, que se celebra en Karlsruhe, dominado por la presión migratoria que soporta Europa.

No obstante, Merkel se ratificó en su convicción de que el país está capacitado para hacer frente a los grandes retos que plantea la llegada de solicitantes de asilo, "ya que forma parte de nuestra identidad afrontar y superar los mayores desafíos".

La canciller germana asumió la pertinencia de las críticas internas que le ha costado la frase que pronunció en agosto, cuando afirmó que Alemania estaba capacitada para acoger esos flujos. Ahora reconoce que ni un país como el suyo puede, de forma duradera, seguir acogiendo contingentes parecidos.

Esta rectificación es una clara señal conciliadora al ala del partido que exigía la imposición de un límite cuantificable a la acogida de refugiados, algo a lo que la líder de la CDU, hasta ahora, se ha opuesto.

De interés común

Merkel insistió en que es "interés común" -de Alemania, de Europa y de los propios refugiados, "porque nadie deja a la ligera su país"- lograr esa "reducción sensible" de la llegada de peticionarios de asilo.

Para ello, precisó, es necesaria la adopción de medidas a escala nacional y europea, así como la mejora de las condiciones de vida en los países de origen de los refugiados, insistió.

El discurso de Merkel, ante un millar de delegados, siguió la línea conciliadora marcada el domingo en las sesiones preparatorias del congreso, cuando la cúpula redactó una moción calificada de consenso sobre la llegada de los refugiados.

La moción queda a medio camino entre las exigencias de un límite cuantificable y las aspiraciones de que, por lo menos, quede establecida la necesidad de una reducción "sensible".

Asimismo se incorporó un párrafo donde se considera que ni un país como Alemania puede, a la larga, seguir acogiendo tales contingentes de refugiados, ya que ello sobrepasa las posibilidades de ese Estado y su sociedad.

Entre tanto, la Unión Europea (UE) y Turquía abrieron un nuevo capítulo del proceso de adhesión turco tras dos años sin avances, un paso ya previsto en el plan de cooperación establecido para hacer frente a la crisis de los refugiados.

La apertura del capítulo de negociaciones relativo a la política monetaria y económica supone reactivar el proceso de adhesión que comenzó hace una década y se vio frenado por el conflicto entre Ankara y Chipre, y las reticencias de países como Francia.