La Comisión Europea (CE) presentó ayer oficialmente ante la Eurocámara el proyecto de creación de una Policía de fronteras dotada con una reserva de 1.500 efectivos. Además de otras medidas para hacer frente a la crisis de refugiados y al terrorismo integrista, el nuevo cuerpo debe ser capaz de intervenir "en menos de tres días" en un Estado miembro -aunque éste esté en contra de la medida- para proteger las fronteras exteriores de la UE.

La base del nuevo cuerpo es la Agencia Europea de Control de Fronteras Exteriores (Frontex), y la CE sugiere que en 2020 haya ya mil trabajadores a su servicio, más del doble del personal con que cuenta ahora Frontex.

"Donde las deficiencias persistan o donde un Estado miembro esté bajo una presión migratoria significativa que ponga en peligro el área Schengen y la acción nacional sea insuficiente o no se prevea, la CE podrá adoptar una decisión de ejecución", propone la CE.

Así, será Bruselas la que proponga el despliegue, una decisión que saldrá adelante sin necesidad de que la apruebe el Consejo de la UE, aunque sí tendrá que dar su visto bueno por mayoría cualificada un comité en el que están representados los estados.

Entre tanto, en Alemania, uno de los dos países, junto con Francia, que impulsa el nuevo cuerpo, la canciller y líder de la CDU, Angela Merkel, logró sortear las diferencias con su socio bávaro (CSU) en el congreso de los cristianodemócratas, después de que el lunes reconociera la necesidad de "reducir sensiblemente" el número de peticionarios de asilo.

No obstante, el bávaro Horst Seehofer volvió a advertirle ayer que el actual flujo de llegadas es insostenible.