La Comisión Europea constató ayer que existen "graves deficiencias" en el control que las autoridades griegas ejercen en sus fronteras, lo que supone el primer paso en el proceso que se debe cumplir para prorrogar hasta dos años los controles fronterizos dentro del espacio Schengen, como solicitaron esta semana los ministros de Interior de los socios del bloque comunitario.

"Grecia está descuidando gravemente sus obligaciones", anunció el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis, quien acusó a Atenas de no comprobar sistemáticamente la autenticidad de la documentación que portan los refugiados.

Reconocer públicamente esta mala gestión de Atenas no tiene todavía valor formal, pero sí una carga simbólica importante, puesto que envía una advertencia clara a Grecia, un país que pese a ser miembro de Schengen no comparte frontera física con ningún otro socio del espacio de libre circulación.

Fuentes comunitarias insisten, no obstante, en que avanzar hacia esta prolongación de los controles -algo que, pese a estar previsto en las reglas de Schengen, de facto supone suspender temporalmente la libre circulación- no es "excluir a Grecia" del área sin fronteras interiores.

Mientras tanto, siete personas, entre ellas dos niños, murieron ayer en un nuevo naufragio de una embarcación con refugiados en el mar Egeo, cerca de la costa de la isla griega de Kos, informó la guardia costera.