Ammon Bundy, el líder de la milicia armada que desde el pasado 2 de enero ocupa instalaciones del Gobierno en un parque natural del estado de Oregón (oeste de EE.UU.) y que fue detenido ayer por agentes federales pidió hoy a sus seguidores que abandonen el lugar.

Tras su primera vista en una corte federal de Portland, la mayor ciudad del estado, en la que se leyeron los cargos contra Bundy y los otros siete detenidos en la operación del martes, el abogado del cabecilla de los amotinados leyó un comunicado en su nombre.

"A aquellos quienes permanecen en el refugio, os amo. Dejadnos que sigamos esta lucha desde aquí. Por favor, renunciad. Id a casa y abrazad a vuestras familias. Esta lucha es nuestra ahora en las cortes. Por favor, id a casa", indicó Bundy a través de su abogado, Mike Arnold.

Aunque se desconoce cuántos ocupantes siguen actualmente en el edificio de la reserva natural de Malheur, tomado el 2 de enero, medios locales como "The Oregonian" indicaron que muchos de ellos ya lo están abandonando.

El Buró Federal de Investigación (FBI), que llevó a cabo las detenciones, acusa a los ocho arrestados de "conspirar para impedir a los agentes de la ley llevar a cabo sus obligaciones mediante el uso de la fuerza, la intimidación o amenazas", y asegura que los amotinados disponían de explosivos y gafas de visión nocturna y que estaban preparados para luchar.

Tras léeseles los cargos, la jueza Stacie Beckerman decidió que Bundy y los otros acusados deberán permanecer en prisión por lo menos hasta el viernes, al considerar que son un peligro para la comunidad y que, al no tener vínculos con el estado de Oregón (todos proceden de otros estados), existe riesgo de fuga.

La operación de ayer se llevó a cabo en una carretera a las afueras de Burns (Oregón), cuando el FBI paró el coche en el que viajaban los cabecillas de los amotinados, lo que desencadenó disparos que produjeron la muerte de uno de los miembros de la milicia, el portavoz Robert Levoy Finnicum.

En el vehículo viajaban Bundy, Finnicum y otras cuatro personas, mientras que los otros dos arrestos tuvieron lugar en operaciones paralelas en Burns.

"Levoy es uno de los mejores hombres y mayores patriotas que he visto nunca. Su amor por este país lo llevaba en la sangre que derramó ayer", dijo Bundy sobre su fallecido amigo a través de su abogado.

El pasado 2 de enero, los milicianos armados tomaron un edificio de la reserva natural de Malheur como parte de una protesta surgida en la cercana localidad de Burns en apoyo a dos rancheros condenados por realizar quemas en un terreno rural del Gobierno sin permiso.

Desde entonces, se les han unido otras personas provenientes de todo el país, y los amotinados han organizado varios encuentros con la población local para defender su posición y lanzar proclamas contra lo que consideran los abusos y el autoritarismo del Gobierno federal estadounidense.

Al frente de los amotinados se encontraban los hermanos Ammon y Ryan Bundy, hijos del ranchero de Nevada Cliven Bundy, conocido por llevar años desafiando al Gobierno al negarse a pagar por que sus reses pasten en terrenos federales.

El desencadenante de la protesta fue la condena emitida contra dos rancheros de Oregón, Dwight Hammond y su hijo Steve, por haber hecho quemas no autorizadas en terreno federal en 2001 y 2006.

En un principio, los Hammond fueron condenados a tres meses de prisión el padre y a un año el hijo, penas que cumplieron, pero en octubre pasado un tribunal de apelaciones consideró que el castigo era demasiado clemente y lo aumentó en cerca de cuatro años más cada uno, ya que las leyes federales castigan el incendio provocado con al menos cinco años de prisión.

Los Hammond defienden que prendieron los fuegos en su propiedad para evitar la penetración de plantas invasoras, pero la versión del Gobierno en el juicio fue muy diferente: se dedicaban a la caza furtiva y otras actividades ilegales y provocaron los incendios para borrar pruebas.

Pero el motivo de fondo de la protesta es la reivindicación del derecho de la gente al uso gratuito de los terrenos gubernamentales, algo que los milicianos consideran un principio constitucional que deben defender "frente a la tiranía" del Gobierno central.