Los compromisos adquiridos por EE UU en la Cumbre del Clima celebrada en París el pasado diciembre han quedado en entredicho a consecuencia de una sentencia del Tribunal Supremo de EE UU, en el que se sientan cinco jueces conservadores y cuatro progresistas.

El Alto Tribunal bloqueó por cinco votos a cuatro las regulaciones federales dictadas por el presidente Barack Obama para reducir las emisiones de dióxido de carbono de las centrales eléctricas, lo que supone un duro golpe para el mandatario ya que eran una pieza clave de su estrategia para combatir el recalentamiento global.

El llamado Plan de Energía Limpia impulsado por Obama pretende que EE UU reduzca para 2030 en un 32% las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas respecto a los niveles de 2005.

Veintisiete estados, encabezados por el gran productor de carbón, Virginia Occidental, y por el productor de petróleo por excelencia, Texas, se unieron a varios de los principales grupos de negocios del sector para lanzar varias demandas el pasado octubre con el objetivo de detener las iniciativas aprobadas por el presidente el pasado mes de agosto.

Tras conocer el fallo del Tribunal Supremo, la Casa Blanca manifestó su desacuerdo y anunció que "seguirá dando pasos agresivos para conseguir progresos en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono".