La Unión Cristianodemócrata (CDU), que lidera la canciller alemana, Angela Merkel, renunció ayer a sus propuestas para establecer excepciones en el salario mínimo para los refugiados después de las duras críticas recibidas de sus socios socialdemócratas, con los que comparte el Gobierno de coalición.

La propuesta inicial de la CDU, incluida en un paquete de medidas para impulsar la integración de los refugiados aprobado ayer, planteaba aplicar a ese colectivo las mismas reglas que a los parados de larga duración, con lo que se les podría pagar un salario inferior al salario mínimo durante los primeros seis meses de contrato.

Según la redacción final, sólo se podría excluir del salario mínimo a los refugiados "en prácticas" durante los primeros seis meses, el doble que los tres meses que permite la ley para esos casos.

El debate se centró en el salario mínimo, pero el documento de la CDU, presentado bajo el lema "Apoyar y exigir", incluye un largo listado de iniciativas para acelerar la integración del refugiado tanto en la sociedad como en el mercado laboral, evitar los guetos y garantizar el "respeto" de los recién llegados a la cultura y las leyes alemanas.

Plantea así, por ejemplo, recortar las ayudas sociales a quienes rechacen los cursos obligatorios de integración y de idiomas, o una oportunidad laboral, y endurecer las reglas para los refugiados que delincan.

Lograr el permiso de residencia permanente, expone el documento, sólo debe ser posible con un conocimiento suficiente del idioma y de las leyes del país, si se carece de antecedentes penales y si se cuenta con medios que garanticen el sustento.