David Cameron se reunió ayer con sus ministros para presentarles el acuerdo alcanzado con sus socios de la UE la noche del viernes y después confirmó que el referéndum sobre la pertenencia del Reino Unido al bloque comunitario será el 23 de junio. Tras obtener de los otros veintisiete estados miembros, por unanimidad, las concesiones que exigía para defender el "sí" en la consulta, el primer ministro británico se lanzó a hacer campaña "con todo el corazón y toda el alma" por la permanencia, "porque tendremos lo mejor de dos mundos".

Cameron defendió que su éxito en Bruselas abre el camino hacia "una Europa reformada" y que, en ese nuevo contexto, "dejar Europa amenazaría nuestra economía y nuestra seguridad nacional".

Pero la firma del acuerdo también significa el fin del voto de silencio impuesto por Cameron a sus ministros para que expresaran su postura sobre la permanencia del país entre Los Veintiocho. Y cinco de ellos ya se declararon ayer contrarios a que continúe bajo la égida de Bruselas.

El primero fue el titular de Justicia, Michael Gove. El ministro, amigo personal de Cameron, admitió en un comunicado que comunicar su postura al "premier" había sido "la decisión más difícil" de su "vida política".

Pero "esta oportunidad -razonó- no llegará dos veces en nuestras vidas. Por ese motivo, me mantendré fiel a mis principios y aprovecharé la oportunidad que brinda este referéndum para abandonar una UE sumida en el pasado".

Ya el viernes por la noche, ante los rumores de que Gove daría ese paso después que Cameron reuniera al gabinete en Londres, el primer ministro se declaró "decepcionado", pero "no sorprendido". "Michael es uno de mis más antiguos y mejores amigos, pero ha querido sacar al Reino Unido de la Unión Europea durante los últimos treinta años", reconoció.

También harán campaña por el "no" el ministro de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith; la responsable para Irlanda del Norte, Theresa Villiers; el titular de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes, John Wittingdale, y el líder de la Cámara de los Comunes, Chris Grayling.

Y ya son conocidas las posturas euroescépticas de otros altos cargos del Partido Conservador, entre ellos las secretarias de Estado de Empleo, Priti Patel, y Energía, Andrea Leadsom. En cambio, algunos de los ministros más relevantes del Ejecutivo, y que otras veces fueron abiertamente críticos con la UE, se han alineado con Cameron. Así, la titular de Interior, Theresa May, que había advertido que apoyaría la salida de la UE si las exigencias británicas no eran satisfechas.

También respaldan al primer ministro el titular de Economía, George Osborne; el de Negocios, Sajid Javid; el de Sanidad, Jeremyh Hunt, y el de Transporte, Patrick McLoughlin.

Pero no sólo hubo toma de postura en las filas "tories". El líder laborista, Jeremy Corbyn, garantizó que su partido defenderá la permanencia en la Unión, pese a considerar que el acuerdo es "irrelevante" y que las "prioridades" de Cameron han sido "apaciguar a sus oponentes en el Partido Conservador", pero "no ha hecho nada por promover un empleo más seguro, defender la industria del acero o detener la expansión de los bajos salarios".

También hará campaña por el "sí" la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), tercera fuerza en la Cámara de los Comunes, con 56 escaños. A lo que su predecesor en ambos cargos, Alex Salmond, añadió que, de ganar el "no", pedirá un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia.

En cambio, el líder del eurófobo UKIP, Nigel Farage, tachó el acuerdo de "patético" y abogó por que el país salga ya de la UE.

Horas antes, desde Bruselas, el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, habían celebrado el pacto, en el que ambos negaron haber hecho concesiones decisivas. La germana dijo: "Creo que no hemos dado demasiado al Reino Unido". Y el galo se esforzó por demostrar que la City de Londres no estará menos regulada que otros bancos europeos.