La elevada participación en las elecciones iraníes al Parlamento y a la Asamblea de Expertos obligó ayer a mantener abiertos algunos colegios cinco horas más de lo previsto. Los observadores estiman que la alta participación beneficia a los reformistas del presidente Rohani, que buscan el control del Legislativo en confluencia con corrientes moderadas desgajadas de los conservadores. En la Asamblea, que se elige por ocho años y entre cuyas atribuciones figura el nombramiento del Líder Supremo, las posibilidades de los reformistas son mucho menores.

El expresidente reformista Akbar Hashemi Rafsanyani, candidato a la Asamblea de Expertos al igual que el también expresidente reformista Mohamed Jatami, manifestó tras votar que una derrota de sus huestes "sería una gran pérdida para la nación". Irán busca su encaje en el mundo tras el pacto nuclear firmado el año pasado con las grandes potencias.

Dado el delicado estado de salud del Líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, de 76 años, de edad, es muy probable que la Asamblea elija a su sucesor. El Líder supremo es la máxima autoridad militar y judicial iraní y tiene amplios poderes en numerosos campos, lo que lo sitúa por encima del Presidente.