Cuando el cubano Nicolás Guillén pedía, en aquel poema luego hecho canción, "alzar una muralla, contando con todas las manos" para nada imaginaba que décadas después su canto tendría respuesta en la América del Norte, en boca de Donald Trump. El empresario billonario, natural del barrio neoyorkino de Queens, que cumplirá setenta en junio, precandidato republicano a las presidenciales estadounidenses del próximo ocho de noviembre, basa su estrategia en la lucha contra la emigración ilegal con la construcción de un muro a lo largo de la frontera sur que separa México y Estados Unidos, el Norte rico y el Norte pobre.

La muralla de Guillén quería unir a los americanos, la propuesta de Trump es su gran baza para ganar la nominación presidencial y de paso reactivar la industria del cemento mexicano, país al que pretende endosar los 8.000 millones de dólares que costará la edificación.

El muro fronterizo causa risa en Europa, pero de momento, quien más se divierte es Trump, que ha forjado buena parte de su fortuna en el sector inmobiliario y ve cómo sus ideas enraízan en el electorado. La emigración ilegal lastra amplias áreas de Nuevo México, Texas, California y Arizona. La cruzada del magnate contra los "sin papeles" se ha convertido en motor de la campaña, que el martes encara el "Súper Tuesday", en el que se elige al mayor número de delegados y donde quedan definidos los candidatos. Trump llega al gran día encadenando victorias en primarias y caucus, la última de ellas en Nevada, con un 44% de apoyo latino. Con él rivalizan Marco Rubio y Ted Cruz.

Directo al corazón

El secreto de Trump es manejar un lenguaje de calle, dirigido directamente al corazón de la vapuleada clase media americana, lejos del inglés de Harvard de Hillary y sin esos tintes "marxistas" que acompañan a Sanders, en un país donde el comunismo es casi un delito. Los grandes planes frustrados del presidente saliente para hacer de EE UU el paraíso de las energías renovables, el estancamiento de la clase media, el rebrote de la violencia racial, la cuestionada apertura a Cuba e Irán, la subida de la presión fiscal, la campaña contra la tenencia de armas y la reforma sanitaria que no convence son cuestiones que se vuelven a favor de Trump. Su eslogan: "Hacer América grande de nuevo"("Make America great again").

De confirmarse el duelo Trump contra Clinton a la esposa del expresidente las cosas se le pondrán tan cuesta arriba como la Torre Trump de Nueva York, símbolo del éxito del hombre que ya intentó asaltar el poder en 2010, exigiendo a Obama que acreditase su lugar de nacimiento, cuestión crucial, ya que ver la luz en territorio estadounidense es requisito constitucional para ser presidente.

Trump ha estado en todas las quinielas electorales desde el 2000. Nunca como ahora tan cerca de lograr el objetivo. Donald -casado tres veces con bellezones, actualmente con Melania de origen esloveno- es padre de cinco hijos, abuelo de siete nietos y con un octavo en camino. Es millonario, estrella de la tele, autor de 15 libros y una de las 400 personas más ricas del mundo, según la lista Forbes. Es también uno de los oradores mejor pagados del planeta.

A todo ello agrega la gran ventaja de autofinanciar una carrera electoral en la que casi todo se consigue con dinero, mucho dinero, tanto como los 9.000 millones de dólares que maneja de presupuesto y que le generarán casi otros tantos de beneficios.

¿Quién es realmente?

La gran cuestión es definir a Trump. ¿Es un populista? Pues no exactamente. En Estados Unidos el pueblo es plenamente consciente de que tiene el poder de elegir y exigir a sus representantes. No es necesario esforzarse en ese terreno. Es más acertado definirle como oportunista, en el más amplio sentido de la palabra. Esta campaña es la empresa más ambiciosa del rey de Manhattan. El negocio de su vida. El nicho de mercado vacío estaba ahí y supo encontrarlo: la atroz falta de liderazgo en demócratas y republicanos. El gran éxito ha sido capitalizar ese hueco.

Tres puntos clave

"Make America great again", el único lema conocido en esta carrera por los votos, teñida cada vez más de rojo republicano, en detrimento del azul demócrata que encarnan la moderada Clinton y el marxista Bernie Sanders, demasiado a la izquierda para tener opciones de llegar a la Casa Blanca, suena perfecto, pero mucho se preguntan cuál será el modo de llevarlo a la práctica.

El programa electoral de Trump se asienta en tres pilares: reforma económica, reforma migratoria, y la defensa de la Segunda Enmienda de la Constitución que otorga el derecho a portar y poseer armas. A continuación se esbozan esos grandes bloques de propuestas.

Impuesto a los muertos

La economía es la principal preocupación del 45% de los americanos. Trump quiere coronarse como el presidente del empleo. Para lograrlo propone bajar los impuestos a niveles de antes de la segunda Guerra Mundial, con un tope del 15% sobre los beneficios, en vez del 40% vigente para cualquier empresa.

También pretende eliminar el impuesto de ganancias a más de 73 millones de hogares y borrar deducciones y exenciones innecesarias. La otra gran propuesta es hacer desaparecer lo que los americanos llaman "el impuesto de la muerte", ni más ni menos que el impuesto de sucesiones y herencias, que también se discute en España, y de forma especial en Asturias.

Deportaciones masivas

Si es presidente, Trump derogará las leyes de Obama que impiden deportar a inmigrantes ilegales. La norma actual permite quedarse a los indocumentados que llegaron a Estados Unidos de pequeños y que también benefician a los padres indocumentados de niños ciudadanos estadounidenses. El empresario es partidario de deportar a familias "juntas". También quiere revocar la ley que otorga de manera automática la ciudadanía a las personas nacidas en el país y poner límites más estrictos a la inmigración legal, restringiendo los visados a profesionales cualificados.

Fomentar el uso de armas

Mientras Clinton y Sanders claman por el control del uso de armas, siguiendo la estela de Obama, el aspirante ultra conservador se alía con posturas radicales (la Asociación de Amigos del Rifle), y se muestra a favor de fomentar el uso de armas para autodefensa. Además, quiere endurecer las penas para quienes cometan crímenes y levantar las prohibiciones de hacer publicidad de pistolas en revistas.

Ocurrencias entre galletas

Al documento oficial, Trump suma a diario las múltiples ocurrencias expresadas en sus intervenciones. Entre ellas destaca el polémico boicot a las galletas Oreo, por el traslado de su fabricación a México, país con el que no parece tener demasiadas intenciones de hacer buenas migas. La política exterior no parece interesarle demasiado, salvo en el empeño de reducir el cuantioso peso de China en la economía americana y la posibilidad de enviar soldados a Irak si la situación lo requiere. Desea llevarse bien con Putin y a Europa no le da tregua. Hace unos días, Trump predijo el fin de la UE por la crisis de los refugiados y la llegada de un periodo de agitación social

Esposa "comunista"

Trump es el candidato a la presidencia con mayor número de seguidores en redes sociales: 4,5 millones en Twitter y casi seis en Facebook. Muchos son hispanos y jóvenes. Las encuestas de las primarias lo sitúan en primer lugar en intención de voto. Si consigue ganar, Melania será la segunda primera dama nacida fuera de Estados Unidos y la primera criada en un país comunista. Otra contradicción de Trump.