El polémico Donald Trump no ha podido hablar en Chicago. El magnate, que encabeza las primarias republicanas para la Casa Blanca, tuvo que suspender ayer de madrugada (hora española) un acto de campaña en la "capital afroamericana" de EE UU a causa de duros choques entre seguidores y detractores suyos que se saldaron con cinco detenidos y dos agentes de Policía heridos, uno de un botellazo en la cabeza.

El acto suspendido iba a celebrarse en la Universidad de Illinois, Estado donde el martes disputarán primarias los republicanos, al igual que en Florida, Ohio, Carolina del Norte y Misuri. Salvo en Carolina del Norte, estos comicios se disputarán por el sistema "el ganador se lo lleva todo", por lo que son cruciales para saber si Trump -rechazado por el aparato republicano- toma una distancia insalvable frente a su principal perseguidor, el senador Ted Cruz.

El suspendido mitin de Trump empezó a oler pronto a tensión, pues desde horas antes se habían agrupado en la zona defensores y detractores del magnate, cuya campaña es pródiga en ataques a inmigrantes, islámicos y mujeres.

Las cámaras de los principales canales del país mostraron imágenes de violentos enfrentamientos tanto dentro del Pabellón Chicago de la Universidad, sede del acto, como fuera del local. Visto el mal cariz que tomaba el asunto, Trump decidió anular el mitin. Una gran concentración de personas rodeaba para entonces el recinto, mientras en su interior detractores del republicano gritaban "¡Que se joda Trump!" y "¡Bernie, Bernie!", en referencia al aspirante izquierdista demócrata Bernie Sanders.

Tras la cancelación, Trump lamentó que la libertad de expresión haya sido "violada" y aseguró que el país está "tan dividido y furioso, por culpa de Obama" que "ya no se pueden ni celebrar mítines". Horas después, desde Ohio, atribuyó a Sanders, "nuestro amigo comunista", la responsabilidad de los enfrentamientos y defendió a sus seguidores, "gente fantástica". En ese mismo Estado, cuatro agentes secretos tuvieron que proteger a Trump en otro acto ante lo que parecía un intento de agresión

El diagnóstico de los rivales de Trump ha sido diferente, ya que no dudaron en atribuirle la responsabilidad. Tanto Cruz -segundo en la carrera republicana- como el senador por Florida Marco Rubio -tercero- arremetieron sin paliativos contra él. Rubio afirmó que Trump debe asumir su responsabilidad "por las consecuencias de su retórica", mientras que Cruz aseguró que es "responsable" de estos hechos de violencia "por la cultura (violenta) de su campaña". Según Cruz, "cuando tienes un equipo de campaña que incita a la violencia, que se enfrenta a acusaciones de violencia contra miembros de la prensa, creas un ambiente que solo fomenta este tipo de desagradable discurso".

Desde el bando demócrata, Hillary Clinton acusó a Trump de usar "una retórica divisiva" que, añadió, "debería ser una grave preocupación para todos nosotros". Clinton llamó a todos los aspirantes a la Presidencia a "decir alto y claro que la violencia no tiene sitio" en la política de EE UU.