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Los atentados de Bruselas

Omertà en Molenbeek

"Las madres tienen miedo a que sus hijos vuelvan de Siria", afirma el cineasta asturiano José Luis Peñafuerte, que filma en el conflictivo barrio belga

Varios jóvenes de Molenbeek, en plena grabación. JOSÉ LUIS PEÑAFUERTE

"Este barrio está señalado y ahora aún más". José Luis Peñafuerte lleva más de tres meses en Molenbeek grabando una película documental sobre la presunta cuna del yihadismo europeo, el barrio de Bruselas del que hasta el pasado verano salían cada mes doce jóvenes con destino al conflicto de Siria, cruzados de una causa que tiene como coartadas la marginación y las elevadas tasas de paro antes que la fe inquebrantable. Este cineasta formado en Bélgica, adonde emigró con su familia, y con raíces en Caranga y Las Agüeras (Quirós), se ha empeñado en dar a conocer el trabajo de los agentes sociales en un barrio estigmatizado para tratar de prevenir un mal como el que ayer se desató con toda su crudeza, y por primera vez, en el corazón político de Europa.

"¿Molenbeek, cuna del yihadismo?, resulta un poco exagerado, pero lo que no podemos negar es que durante mucho tiempo no se hicieron las cosas bien. Se dejó hacer a las redes del Daesh, que reclutaban a jóvenes", comenta Peñafuerte, que aporta un dato elocuente: "De un país como Bélgica, de 10 millones de habitantes, han salido 600 jóvenes para engrosar las filas del ISIS, cuando, por ejemplo, del Reino Unido, con 70 millones, han salido 1.400". Con cien mil habitantes, el escenario del atentado de la estación de metro, a una parada de la sede de la Comisión Europea y a decenas de metros del centro de La Grand Place, es uno de los barrios con mayor densidad de población del continente, la mayoría de origen magrebí, con una tasa de paro del 60 por ciento entre sus vecinos menores de 35 años y sin las escuelas suficientes para ofrecer formación como alternativa a la marginación. La radiografía la hace el cineasta de origen asturiano, que ayer, a la hora del atentado, se libró de viajar metro porque tenía que ir en tranvía a otra zona para recoger el material necesario para el rodaje.

Los metros de filmación acumulados del documental que emitirán la cadena pública belga y el canal temático Arte en mayo, y cuya compra negocia TVE, reflejan miedo y silencio. "Hay miedo a que los medios más sensacionalistas aprovechen para señalar a toda la comunidad musulmana como culpable, hay miedo a hablar. Es una especie de omertà (ley de silencio), muy similar a la que había en el País Vasco sobre ETA, porque no se quiere traicionar la cultura, aunque cuando no hay cámaras filmando no dudan en condenar y considerar a los radicales como una secta", sostiene Peñafuerte. Y el miedo se extiende a lo que está por venir. "Muchos jóvenes que se fueron a Siria están a punto de regresar y sus padres tienen miedo. Son gente entrenada, preparada y dispuesta a devolver cada golpe, como han hecho tras la detención de Salah Abdeslam", el joven capturado en su Molenbeek y que debía haberse inmolado en París en noviembre pasado. "Él no es un personaje importante en la red del Daesh. No ponía pie en la mezquita. Sólo un chico fácilmente manejable", sostiene el cineasta de origen asturiano.

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