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Ramón Gancedo: "Mucha estación de metro está cerrada y hay descontrol"

Ramón Gancedo Meré y su esposa Quety esperan este año con especiales ganas su verano en Asturias. "Vamos en mayo a una casina que tenemos en Carreña de Cabrales y allí nos pasamos meses". Viven en Bruselas, en el barrio de Berchem-Sainte Agathe, al noroeste de la capital, colindante con el de Molenbeek, de mayoría musulmana.

"Cuando nos mudamos a nuestro piso actual, hace 21 años, apenas había población musulmana. Hoy hay muchísima", dice Ramón Gancedo, que el próximo 21 de septiembre cumplirá 80 años.

El cabraliego vivió el pasado miércoles, un día después de los atentados terroristas en Bruselas, su particular vía crucis urbano. "Tenía que ir al banco. Cogí un tranvía y nos anuncian que el transporte no va a parar en una de las bocas de Metro, que era la mía. Bajo en otra parada y comienzo a buscar entradas del suburbano. Las encuentro todas cerradas, hasta cuatro. Cuando por fin doy con una abierta tuve que pasar por un cacheo. Normal, es la seguridad", reconoció.

Gancedo, que tiene dos hijos y tres nietos, lamenta que los atentados hayan "desorganizado tanto la ciudad, sobre todo los transportes. Hay mucha Policía y muchos militares por las calles. La cosa está bastante mal, la verdad".

En Bruselas -cuenta- quien más y quien menos intuía que esto iba a pasar. "Se sabía del peligro, pero es que además este es un país con muy mala coordinación, casi se podía decir que Bélgica son dos países en uno", explica este asturiano que lleva en la emigración 53 años y que es pensionista del sector de la construcción.

Desde su casa en el barrio popular de Berchem Sainte-Agathe a la Grand Place de Bruselas, que es el punto central de la capital belga (y un poco la capital de la Unión Europea), hay -calcula Ramón Gancedo- unos cuatro kilómetros, que se pueden cubrir a modo de tranquilo paseo, salvo que se tenga prisa. No es su caso.

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