El grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha sembrado la antigua ciudad de Palmira con "miles" de minas antes de retirarse de la localidad ante el avance de las fuerzas del Ejército sirio.

Un oficial del Ejército explicó a "Reuters" desde la propia Palmira que las principales calles y carreteras están plagadas de explosivos de hasta 50 kilos de carga. Más de 3.000 de estos artefactos han sido ya detonados de forma controlada desde la toma de la ciudad, el pasado domingo.

Muchas de estas bombas están conectadas para que hagan explosión de forma simultánea, en lo que podría ser un intento de causar aún más destrucción en las ruinas de la ciudad. Estimaciones aproximadas apuntan a que los yihadistas han destruido el 20 por ciento de las ruinas.

"Todos los edificios oficiales tienen una red conectada al cuartel general del Estado Islámico", explicó el oficial en declaraciones bajo condición de anonimato. "La idea era que en cuanto entrásemos se detonara todo a la vez en lugar de bomba por bomba. Y hay una gran cantidad de bombas", indicó.

Los zapadores del Ejército de Bachar el Asad trabajan ya en el desminado y pronto se les sumarán especialistas rusos, pero en muchas ocasiones se ven obligados a detonar los explosivos en vez de desactivarlos, ya que se encuentran firmemente enterrados en asfalto o cemento.

Por otro lado, las tropas de Damasco anunciaron el hallazgo de una fosa común en el barrio de Tadmur de la ciudad con más de 40 cadáveres. Entre ellos hay 15 mujeres y niños con señales de haber sido ejecutados.