El acuerdo sobre repatriación de refugiados alcanzado el pasado febrero entre la UE y Turquía acaba de tropezar con dos obstáculos que pueden ponerlo en peligro. En primer lugar, la negativa del presidente del país, el islamista Recep Tayyip Erdogan, a acometer los cambios en las leyes antiterroristas solicitados por la Unión para proceder a levantar la exigencia de visados a los ciudadanos turcos que accedan a territorio comunitario.

"Iremos por nuestro camino, id por el vuestro", afirmó ayer Erdogan al anunciar su rechazo a los cambios. "Turquía está rodeada por organizaciones terroristas y por quienes las apoyan, y ahora la UE nos ha pedido cambiar la legislación antiterrorista para eliminar el visado", criticó el jefe de Estado en un discurso en Estambul.

"¿Por qué no cambian ustedes su mentalidad respecto a quienes han puesto tiendas frente al Parlamento Europeo?", preguntó Erdogan en referencia a una protesta autorizada de militantes kurdos en Bruselas, en marzo pasado.

En segundo lugar, Bruselas ha expresado preocupación ante el cambio inminente que se producirá a la cabeza del Gobierno turco, ya que el primer ministro, Ahmet Davutoglu, ha caído en desgracia y será reemplazado el próximo 22 de mayo. Davutoglu no se ha mostrado dúctil ante la pretensión de Erdogan de virar a un sistema presidencialista.