El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, activó ayer la Carta Democrática contra Venezuela, lo que puede llevar a la suspensión de la participación del país en el ente, por considerar que hay una "alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático".

La decisión de Almagro responde a una voluntad personal de actuar en la crisis venezolana pese a las reticencias de la mayoría de los 34 estados miembros de la OEA, que prefieren medidas más conciliadoras como una resolución o una mediación que tuviera la aquiescencia de Caracas.

La Carta Democrática es un instrumento jurídico para preservar el funcionamiento democrático de los estados de la OEA y fue adoptada por unanimidad hace 15 años. Se trata de un recurso muy sensible no sólo porque su última consecuencia es la suspensión del país sino también porque hasta ahora siempre se ha aplicado por solicitud o con autorización del Estado afectado, salvo en el caso del golpe de Honduras de 2009, en el que no había Gobierno legítimo.

El diagnóstico de Almagro, acogido con júbilo por la oposición, ha suscitado una dura reacción del Gobierno, que ha convocado a sus partidarios a tomar la calles de Venezuela hoy, miércoles, y el sábado para manifestarse contra lo que considera una injerencia "colonialista" y "brutal".

Almagro, excanciller uruguayo (2010-2015), "sustenta" su diagnóstico de la situación en Venezuela en las denuncias de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y en sus propias conclusiones. En ellas, denuncia "la continuidad de las violaciones de la Constitución, especialmente en lo que se refiere a equilibrio de poderes, funcionamiento e integración del Poder Judicial, violaciones de derechos humanos, procedimiento para el referendo revocatorio y falta de capacidad de respuesta respecto a la grave crisis humanitaria que vive el país, lo cual afecta al pleno goce de los derechos sociales de la población".