Al menos 20.000 niños se encuentran atrapados en la ciudad de Faluya donde el Ejército iraquí ha lanzado una ofensiva para intentar arrebatársela al grupo terrorista Estado Islámico, que la controla desde principios de 2014, según informó ayer Unicef.

La ofensiva entró en su tercera fase el pasado lunes, con el objetivo de abrirse camino hasta el centro de la ciudad, donde permanecen unos 50.000 habitantes. Sin embargo, ante la resistencia ofrecida por los yihadistas y el temor a que se use a la población como escudos humanos, la ofensiva fue paralizada ayer de modo provisional.

"Habría sido posible terminar la batalla rápidamente si proteger a los civiles no estuviese en nuestras prioridades", argumentó el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi ante comandante militares cerca de la línea del frente.

El organismo de la ONU para la protección de los derechos de la infancia advirtió de que los civiles "se están quedando sin comida y medicina y el agua escasea". "Desde el comienzo de la operación militar contra Faluya, muy pocas familias han podido salir", subrayó Unicef, antes de indicar que la mayoría de las personas que lo han logrado han sido ubicadas en dos campamentos de desplazados.