El primer ministro británico, David Cameron, limitó ayer su visita a Gibraltar a una reunión con el ministro principal, Fabián Picardo, y anuló el mitin a favor de la permanencia de Reino Unido en la UE, en consonancia con la suspensión de los actos de campaña decidida tras el asesinato de la diputada Jo Cox.

La visita de Cameron a Gibraltar, la primera de un jefe de Gobierno británico desde 1968, ha provocado malestar en el Gobierno español, que defendió la españolidad del territorio triunfe o no el "Brexit" en el referéndum del próximo jueves.

No obstante, el Ejecutivo optó por un perfil bajo en su rechazo, ya que hasta anoche no había emitido ninguna nota de protesta ni había adoptado ninguna de las medidas diplomáticas usuales en estos casos, tales como la petición de explicaciones al embajador británico en Madrid o incluso la llamada a consultas del embajador español en Londres. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró molesto y aseguró que "la campaña (contra el "Brexit") debería hacerse en el Reino Unido y no en Gibraltar". El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, calificó de "extraordinariamente inoportuna" la visita de Cameron.