El exprimer ministro británico Tony Blair ha sido este miércoles duramente criticado en el informe sobre la guerra de Irak de 2003 por haber autorizado la invasión con pruebas de inteligencia "no justificadas" y sin haber agotado la opción pacífica.

El antiguo funcionario John Chilcot publicó hoy su extenso y exhaustivo informe sobre la guerra, después de siete años en los que evaluó miles de documentos oficiales, interrogó a testigos e interpeló a políticos, si bien su misión no tenía como objetivo procesar ni recomendar cargos contra nadie.

En el informe se indica que su propósito ha sido "considerar el periodo que abarca del verano de 2001 hasta finales de julio de 2009, que implica la gestación del conflicto en Irak, la acción militar y sus secuelas".

La comisión constituida en Reino Unido para analizar la implicación británica en la guerra de Irak ha concluido que el Gobierno de Tony Blair se precipitó al sumarse a la alianza liderada por Estados Unidos y esgrimió la supuesta amenaza de las armas de destrucción masiva "con una certeza que no estaba justificada".

El responsable de este grupo, John Chilcot, ha explicado ante los medios que durante estos años ha tratado de analizar si la intervención británica fue "adecuada y necesaria" y si el país debería haber estado "preparado" para el largo conflicto que vino después.

El informe encuentra fallos antes incluso de la intervención, en el proceso de toma de decisiones. "Reino Unido eligió unirse a la invasión de Irak antes de que se hubiesen agotado otras opciones pacíficas de desarme", ha explicado Chilcot, quien ha apuntado que "la acción militar no era en ese momento el último recurso".

Tampoco entiende los argumentos esgrimidos por Blair y sus aliados internacionales sobre la supuesta tenencia de armas de destrucción masiva por parte del régimen de Sadam Hussein. En este sentido, Chilcot ha advertido de que Blair presentó evidencias "con una certeza que no estaba justificada".

El propio ex primer ministro reconoció en 2015 por primera vez por los "errores" de la guerra de Irak y admitió, entre otros aspectos, que las autoridades británicas no disponían de información de Inteligencia certera sobre la presencia de armas de destrucción masiva en el país árabe.

La debilidad del argumentario pone también en entredicho la legitimidad de la invasión. "Las circunstancias en las que se decidió que había base legal para una acción militar de Reino Unido distan mucho de ser satisfactorias", ha asegurado Chilcot, según la BBC.

La comisión también ha cuestionado la preparación de Reino Unido ante las consecuencias que podrían derivarse de la invasión y ha dicho que Londres subestimó los riesgos. Asimismo, ha determinado que el Gobierno "fracaso al alcanzar los objetivos" que se había marcado antes de enviar tropas a Irak.

"Blair había sido alertado de que la acción militar aumentaría la amenaza de Al Qaeda para Reino Unido y los intereses británicos. También fue advertido de que una invasión podría llevar a que las armas y los equipos de Irak terminaran en manos de los terroristas", ha añadido Chilcot.

Blair, a Bush: "Estaré contigo pase lo que pase"

El informe también revela que Blair prometió en 2002 al entonces presidente de EEUU, George Bush, apoyó incondicional para invadir Irak.

"Estaré contigo pase lo que pase", escribió Blair a Bush el 28 de julio de 2002, ocho meses antes de que el 20 de marzo de 2003 empezara la guerra contra Irak.

Aunque Blair ofreció su respaldo en esa fecha, el informe descarta que hubiera "un pacto de sangre" entre Bush y Blair forjado en abril de 2002, cuando el exmandatario británico visitó a su socio por primera vez en su rancho de Crawford, en Texas.

Entre otros documentos, ha difundido las 29 cartas y notas que se intercambiaron entre 2001 y 2007 Bush y Blair, que acabaron formando una coalición militar, junto con España, para atacar Irak y derrocar al entonces presidente de ese país, Sadam Hussein.

En el memorando donde le ofrece apoyo incondicional, Blair recomienda al expresidente republicano conseguir una resolución de las Naciones Unidas autorizando la acción armada, lo que finalmente no consiguió.

En ese documento, Blair, que gobernó entre 1997 y 2007, admite que no está seguro de poder conseguir respaldo en el Reino Unido para el plan de Bush de atacar a Hussein por cualquier medio, ni siquiera en su propio Gobierno.

"Si ganamos rápido, todo el mundo será nuestro amigo. Si no ganamos y no se han implicado antes, empezarán las recriminaciones", alerta el dirigente británico a su colega estadounidense.

"La opinión pública en Estados Unidos está simplemente en otro planeta respecto a la opinión pública en Europa o en el mundo árabe", prosigue Blair.

"Ahora mismo en el Reino Unido, no puedo estar seguro de contar con el apoyo del Parlamento, del partido, del público o incluso de algunos de mis ministros", concluye.