Unas 6.000 personas han sido detenidas tras el fallido golpe de Estado registrado en Turquía en la noche del viernes al sábado, según indicó este domingo el ministro turco de Justicia, Bekir Bozdag, antes de añadir que "habrá más".

"Hasta ahora se han detenido unas 6.000 personas. Habrá más detenciones", aseveró el ministro en declaraciones a la televisión pública TRT en Ankara.

Hasta ahora, las autoridades habían informado de 2.839 soldados detenidos, entre ellos decenas de generales, mientras que más de 2.700 jueces fueron destituidos.

El ministro volvió a acusar a los seguidores del predicador conservador Fethullah Gülen de haber organizado el golpe.

Agregó que el Gobierno turco seguirá limpiando las instituciones del Estado y el Ejército de lo califica como "organización terrorista de Fethullah Gülen" (FTO).

"El hombre número uno en esto (el golpe) es Fethullah Gülen. Después de esto, mantener Gülen en Estados Unidos no sirve a la amistad entre Turquía y Estados Unidos", dijo Bozdag.

Gülen vive desde hace años en un exilio auto-impuesto en EEUU y Ankara exige su extradición, una reclamación que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, repitió ayer una vez más.

Sobre las destituciones de los 2.700 jueces, Bozdag destacó que el objetivo de "liberar la judicatura turca" con esos ceses.

Masacre en el intento de alzamiento

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía ha elevado a 290 el número de muertos tras el fallido golpe de Estado perpetrado en la noche del viernes al sábado y finalmente frustrado. El último balance situaba en 265 el número de víctimas.

El comunicado de Exteriores especifica que hay más de 100 muertos entre los golpistas, además de 1.400 personas heridas.

Los cabecillas del golpe, detenidos

Entre los militares detenidos se hallan los generales Adem Huduti, comandante del 2º Ejército de Turquía, que controla la lucha contra la guerrilla kurda en el sureste del país, y Erdal Öztürk, comandante del 3º Ejército, estacionado en Anatolia oriental.

Pero además, el Gobierno inició una "purga" de la Judicatura, y la Junta Superior de Jueces y Fiscales ha destituido a 2.745 magistrados, al tiempo que el Ministerio de Justicia destituyera a 5 de los 22 miembros de ese mismo cuerpo.

Al mismo tiempo, la policía detuvo a 10 jueces del 'Danistay', la máxima autoridad jurídica para contenciosos administrativos, y tiene a otros 38 en búsqueda y captura, mientras que hay orden de arresto contra 140 jueces del Tribunal Supremo (Yargitay), y se ha detenido a Alparslan Altan, juez del Tribunal Constitucional.

A media tarde comenzó en el Parlamento una sesión especial en la que Binali Yildirim describió la jornada de ayer como "una fiesta de la democracia", resaltando que la población se había opuesto a los golpistas.

Yildirim, líder del gobernante partido AKP, obtuvo el respaldo de los tres partidos de la oposición, que condenaron el golpe de forma unánime, aunque hicieran veladas críticas a la deriva autoritaria del Gobierno.

Delante del Parlamento se reunió una muchedumbre que celebraba el fracaso del golpe pero que en sus gritos de apoyo al Gobierno del AKP llegó a pedir la pena de muerte (abolida en Turquía) para los golpistas, con gritos como "¡Dinos que matemos, y mataremos!"

Represalias sobre los golpistas

Según las imágenes difundidas por las televisiones turcas, muchos militares golpistas sufrieron un violento acoso por parte de ciudadanos que habían salido a la calle de madrugada siguiendo el llamamiento del Gobierno, y algunos sólo fueron salvados del linchamiento por la intervención de la policía.

La web opositora Odatv difundió además la imagen de un soldado al le cortan la cabeza a la manera de los yihadistas del Dáesh.

Las fotos muestran un gran número de jóvenes barbudos, algunos incluso con atuendo claramente islamista, entre los manifestantes antigolpistas de la madrugada, casi todos varones, en un llamativo contraste con las manifestaciones izquierdistas que en Turquía suelen contar con tantas mujeres como hombres.

Las protestas se convirtieron en celebraciones después de que, al amanecer, los soldados golpistas abandonaron los tanques sobre el puente del Bósforo y se rindieron a la Policía, un instante transmitido en directo por las televisiones.

Hasta ese momento habían sembrado pánico los vuelos rasantes de cazabombarderos sobre el centro de Estambul y Ankara, rompiendo la barrera del sonido con un efecto fácil de confundir con detonaciones, sin que la ciudadanía supiera si estaban pilotados por rebeldes o militares leales al Gobierno.

Según los medios turcos, dos helicópteros de los golpistas fueron abatidos por cazas, pero otros aviones bombardearon el Parlamento, dejando varios heridos y graves daños materiales.

La verdadera motivación de los conspiradores es aún oscura, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha adjudicado de inmediato la responsabilidad a la red de seguidores del predicador Fethullah Gülen, hasta 2013 firme aliado del Gobierno islamista cuya ideología comparte, y desde entonces acérrimo enemigo.

Los medios afines a Gülen han negado tajantemente toda implicación y han transmitido una condena del golpe por parte del predicador, exiliado en Pensilvania.

Aunque la presencia de los gülenistas en Policía y Judicatura era conocida, hasta que estos cuerpos sufrieron amplias campañas de purgas en los últimos años, no hay constancia de que los mandos militares, de tradición firmemente laica, tengan simpatías por la cofradía religiosa.

En su primera intervención pública hoy, Erdogan ha descrito el golpe como "un regalo de dios" que permite extender la purga de gülenistas al Ejército.