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"Era un caos, vimos una avalancha que se tiraba del paseo a la playa"

Jaime Díaz, ovetense, y Pedro Corteguera, riosellano, vivieron de cerca el atentado

Pedro Corteguera y Jaime Díaz, en la playa de Niza. JAIME DÍAZ

"Acabaron los fuegos artificiales y al poco tiempo vimos una avalancha de gente corriendo, gritando y tirándose del paseo de la playa a la arena. Era todo un caos; no sabíamos qué pasaba y nos fuimos hacia el lado contrario para evitar el follón. Pero todo se volvió un caos. Oímos los disparos, pero no sabíamos en realidad qué eran. Nos enteramos después. Lo pasamos bastante mal". Los asturianos Jaime Díaz y Pedro Corteguera estaban en la playa de Niza la noche del atentado. Era la penúltima noche de un programa formativo con excursiones cuya finalización se tiñó de negro por la tragedia. Sólo la casualidad les situó a un centenar de metros de la masacre.

Todo apuntaba a una noche típica de vacaciones con fiesta incluida. Una decena de jóvenes se citaron ante el hotel Negresco, su punto habitual de encuentro, para ver los fuegos artificiales en la plaza. Entre ellos estaban dos asturianos: el ovetense Jaime Díaz, de 17 años, y Pedro Corteguera, de Ribadesella y que en breve cumplirá la misma edad. Todavía un poco asustados relatan su experiencia, "agradecidos de no haber visto a los fallecidos ni al camión, que le pasó a un metro a una chica italiana. Tuvimos mucha suerte", asegura Corteguera.

Jaime explicó ayer, en conversación telefónica mientras ultimaba su regreso a España, que "hoy todo parece volver a la normalidad, pero ayer (por el viernes) no nos dejaron salir en todo el día de la residencia, supongo que por seguridad". El relato de uno y otro se complementan. Pedro señaló que una vez que habían llegado todos al hotel, que poco después se convertiría en epicentro de la tragedia, decidieron seguir caminando por la playa en busca de un sitio donde no hubiera tanta gente. Encontraron un sitio en la arena que les pareció cómodo para ver el espectáculo pirotécnico y se quedaron. Al acabar empezó el caos. "No sabíamos qué pasaba pero nos fuimos en sentido contrario al lugar dónde pararon al camión. Ni lo vimos, pero sí sentimos algo que debían ser tiros", relató Jaime. "Encontramos a un policía y le preguntamos qué pasaba, pero nos dijo que no lo sabía y seguimos corriendo hasta que nos metimos en un edificio".

El grupo de jóvenes permaneció en aquel inmueble durante más de una hora "porque oíamos a la gente gritar y no queríamos salir". Desde allí llamaron a sus familias para tranquilizarlas. "Les dijimos que no sabíamos qué pasaba pero que estábamos bien. En España aún no se debía de saber que era un atentado", contó Pedro.

Al fin, cuando ya no oían nada, el joven salió y encontró una ambulancia. "Su conductor me dijo que fuéramos hacia el puerto, así que los diez nos dirigimos allí porque para volver a la residencia teníamos que pasar por donde había sido el atentado y no dejaban pasar". Caminando, caminando se encontraron con una chica que les explicó lo que había pasado y al conocer su situación se ofreció a acogerles en su casa. "Fue muy amable, se portó muy bien con nosotros", aseguró Jaime. Finalmente consiguieron localizar a los organizadores de su viaje, que acudieron a recogerles a casa de la mujer. "Nosotros vimos a un hombre con la cara ensangrentada, pero nada más grave".

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