"Estoy en un piso, se escucha un helicóptero: sólo sabemos que hay tres terroristas a la fuga y que les persiguen. En la calle, silencio". El arquitecto poleso Fermín Blanco habla desde la vivienda de unos amigos de Múnich. Ayer mismo, unas horas antes del atentado, llegó a la ciudad alemana para iniciar las vacaciones. Pisó la ciudad a las 17.30 una vez que su tren llegó a la estación central.
La zona en la que se produjo el ataque, relata, "está a unos quinientos metros de la casa en la que estamos, en una zona tranquila y de apariencia muy familiar". Se trata del entorno de la villa olímpica. "Cuando llegamos contemplamos una zona con un ambiente fabuloso, salpicado de actividades infantiles, y de pronto un helicóptero llamo la atención".
En las horas inmediatas al atentado apenas le llegó información salvo los mensajes institucionales pidiendo a los vecinos que permanezcan en su casa. "Lo raro es que no haya apenas datos", afirma. Y admite que se vivieron "momentos de pánico" cuando se lanzó el rumor que resultó falso de tiroteos en el centro de la ciudad.