El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, manifestó ayer que Austria es "la capital del racismo radical" después de que el canciller austriaco, Christian Kern, pidiera el jueves liquidar las negociaciones entre Ankara y la UE para la adhesión de Turquía al bloque comunitario.

Cavusoglu indicó que los comentarios de Kern, realizados en el marco de la purga que está teniendo lugar en Turquía como consecuencia del intento de golpe de Estado del 15 de julio, son "desagradables". "El canciller de Austria debería tener en consideración primero los problemas de su propio país. Muchos creen que Austria es la capital del racismo radical, así como un enemigo de los Derechos Humanos", aseguró Cavusoglu.

Kern advirtió, por su parte, que empezará a debatir con sus homólogos europeos sobre el fin de las negociaciones con Turquía debido al déficit económico y democrático que presenta el país otomano. Según Kern, las conversaciones han avanzado muy poco desde su inicio en 2005.

Los líderes europeos, por su parte, siguen mostrando su preocupación ante las medidas tomadas por el presidente Erdogan, en relación con el trato a los disidentes. La ONG Human Rights Watch denunció que 1.684 jueces y fiscales permanecen en prisión preventiva por su presunta implicación en la asonada. Ayer, también se conoció que 167 investigadores académicos fueron suspendidos de sus funciones.

Por otro lado, el clérigo exiliado en EE UU Fethullah Gülen, al que Ankara acusa de estar detrás del levantamiento fallido, denunció la orden de detención emitida en su contra. "Es bien sabido que el sistema judicial turco no goza de independencia, así que esta orden de detención es otro ejemplo de la deriva del presidente Erdogan hacia el autoritarismo y de su alejamiento de la democracia", indicó.

El jueves, la Fiscalía solicitó por primera vez una orden de arresto contra el clérigo y un tribunal de Estambul admitió la petición. La orden incluye cargos como "intentar derrocar al Gobierno turco" o "intentar asesinar al presidente".