El Departamento de Justicia de EE UU anunció ayer que planea poner fin al uso de prisiones privadas tras concluir que ese tipo de gestión de los penales acarrea más incidentes de seguridad y desprotección que los dirigidos por la Oficina Federal de Prisiones. La Justicia estadounidense comenzará así a no renovar contratos con esas cárceles con el objetivo de dejar de utilizarlas. Según un informe conocido la semana pasada sobre las condiciones penitenciarias, las instalaciones privadas tienen tasas más altas de agresiones tanto entre internos como entre reclusos y el personal empleado. En los últimos años, numerosas organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación estadounidenses han denunciado las precarias condiciones de este tipo de centros penitenciarios, alegando que la busca de beneficios económicos lleva a una atención deficiente a los presos, causando numerosos altercados.