El candidato presidencial republicano, Donald Trump, suavizó ayer su discurso sobre los once millones de indocumentados que viven en la clandestinidad en EE UU y anticipó que esta semana presentará un plan para solucionar su situación migratoria, según líderes hispanos con los que se reunió en Nueva York.

Varios integrantes del recién creado Consejo Nacional Hispano de Asesoramiento indicaron, tras reunirse con el magnate, que este les pidió ideas para superar el problema. Según adelantaron, el candidato republicano, que en la campaña de las primarias se caracterizó por su ataque furibundo a los indocumentados y por tachar de violadores y narcotraficantes a quienes llegan desde México, ofrecerá el próximo jueves en Colorado detalles sobre sus proyectos.

La nueva jefa de campaña de Trump, Kellyanne Conway, aseguró que los planes de deportación masiva propuestos por Trump estos meses "están por determinar" y serán desarrollados "en las próximas semanas". "Lo que Trump respalda es asegurar que se aplique la ley, que seamos respetuosos con esos estadounidenses que están buscando empleos bien remunerados y que somos justos y humanos con aquellos que viven entre nosotros". Los promedios de encuestas sitúan a Trump entre cinco y seis puntos por detrás de la candidata demócrata, Hillary Clinton.

Mientras, el diario "The New York Times" informó este fin de semana que los negocios del magnate arrastran una deuda de al menos 650 millones de dólares, en su mayoría con bancos extranjeros. Hasta ahora Trump había hecho público un documento sobre el estado de cuentas de sus negocios en el que solo había reconocido deudas de sus empresas por importe de 315 millones de dólares, la mitad de lo publicado ayer por el diario.

La información apunta, entre otras deudas, la de parte de la Torre Trump, en la Sexta avenida de Manhattan, que llevaría consigo un préstamo de 950 millones de dólares y que habría financiado parcialmente el Banco de China, la mayor entidad financiera de un país al que Trump ha criticado duramente en campaña por actuar, a su entender, en detrimento de EE UU. Parte de la deuda de ese inmueble estaría en manos de Goldman Sachs, banco que según Trump controla Clinton.