Durante los primeros seis meses de 2016 murieron en el mundo 3.700 refugiados e inmigrantes en su intento de escapar de la miseria, la violencia o la persecución política. Esa cifra refleja un incremento del 23% con respecto al mismo periodo de 2015 y, si se compara con el de 2014, del 53%. Un informe presentado ayer por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) resalta que la ruta migratoria más letal sigue siendo la del Mediterráneo central, que parte de las costas de Libia hacia Italia.

De esas 3.700 muertes contabilizadas, el 78% se produjo en el tránsito del Mediterráneo, cuando en 2015 representaban el 60% del cómputo mundial. La dramática evolución en el número de fallecidos se explica, según la OIM, por un crecimiento de las muertes en el mar que separa el Norte de África y Europa y también en Oriente Medio y en el Cuerno de África. El número de personas que perdieron la vida en otras regiones del mundo se mantuvo estable con respecto a 2015 e, incluso, en el Caribe y el Sudeste Asiático, la cifra de decesos descendió.

En cuanto a la ruta del Mediterráneo occidental, entre Marruecos y España, de enero a junio murieron 45 inmigrantes, el triple respecto a los contabilizados en el mismo periodo de 2015.

Por lo que respecta a Centroamérica, más de 200 personas murieron en este periodo en su intento de llegar a Estados Unidos, aunque el informe de la OIM asume que debe de haber muchas más víctimas sin registrar. La mayoría murieron al caer del tren de mercancías que cruza México y que se conoce con el sobrenombre de "La Bestia". No obstante, el porcentaje de decesos en trenes empleados por inmigrantes en Centroamérica descendió del 60% de 2015 al 37% estudiado este año.

"Tenemos claro que la cifra de casi 200 fallecidos en el primer semestre del año no refleja la realidad -de Centroamérica- y que ésta debe ser bastante mayor. Pero es muy difícil registrarlo. Hemos detectado que, cada vez más, los inmigrantes hacen la travesía en vehículos, hay muchos accidentes, y muchos muertos, pero es difícil identificar a los inmigrantes", explicó en rueda de prensa Joel Millman, portavoz de la OIM.

Por otro lado, Unicef denuncia en su informe que, en esa frontera, la que separa México de los EE UU, más de 26.000 menores no acompañados han sido detenidos en estos últimos seis meses. La mayoría provenían de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Y otros 16.000, también no acompañados y originarios de los tres países centroamericanos, nunca lograron alcanzar EE UU y fueron detenidos en la frontera sur de México. El estudio recuerda que la gran mayoría de estos niños huyen de la violencia de las maras o pandillas callejeras, de las que son víctimas, o de una vida de pobreza. "El riesgo de que estos niños no acompañados sean secuestrados, víctimas de tráfico, violación, o asesinados durante el trayecto es enorme, y el mayor problema es que el número no deja de crecer", indicó Christoph Boulierac, portavoz de Unicef.

Entre tanto, el Gobierno de Alemania decidió ayer aceptar a cientos de refugiados que se encuentran bloqueados en Italia, una decisión que, de hacerse efectiva en un plazo breve, reactivaría el programa de distribución de refugiados de la UE, según informó el ministro del Interior de Italia, Angelino Alfano, quien reconoció que, hasta el momento, "la redistribución ha sido un fracaso". Las nuevas cuotas que puso en marcha la Comisión Europea establecían que más de 40.000 personas podían ser redistribuidas en el plazo de dos años.

Sin embargo, la mayoría de países no ha facilitado asilo, salvo con cuentagotas. Según los últimos datos, 3.915 eritreos, 787 sirios y 686 iraquíes han llegado a Italia durante 2016. España, en lo que dura la crisis, acogió a 147 refugiados procedentes de Grecia y a 50 reubicados desde de Italia. Comunicó, también, a la UE que este verano cubriría 400 plazas más. Aunque aún queda trecho hasta las 9.126 a las que se ha comprometido.