El enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, reclama a las facciones que combaten en el país un alto el fuego de 48 hora que permita la entrada en Alepo del que sería el primer "envío seguro" de ayuda humanitaria a la ciudad. Naciones Unidas busca una "pausa humanitaria" para que los residentes de la ciudad, dividida entre rebeldes, en el este, y Ejército sirio, en el oeste, puedan recibir bienes de primera necesidad lo antes posible, además de restablecer la electricidad y el suministro de agua potable a los casi dos millones de personas que viven allí.

El problema para la llegada de suministros es que, por motivos logísticos, la ayuda debe entrar por la ruta de Castello Road, escenario en las últimas semanas de violentísimos combates entre los rebeldes y los militares que controlan el paso. Rusia, aliado del Gobierno sirio, acepta el plan. Estados Unidos asegura que está haciendo todos los esfuerzos diplomáticos posibles para que el resto de bandos asuman la tregua humanitaria. Los rebeldes han dado su aprobación condicional, pero piden también que la ayuda llegue a partir de la "más corta y rápida" carretera de Ramouseh, que les permitiría recibir también parte de los suministros.

Mientras, Turquía y sus aliados intensificaron ayer su ofensiva en el norte del país, la denominada "Escudo del Éufrates" que ha dejado ya decenas de muertos, tanto civiles como combatientes. Los turcos han lanzado en las últimas horas más de 80 ataques contra posiciones de milicias kurdas, particularmente concentradas en la región de Jarablús. En esas acciones habría perecido al menos 60 personas, 35 de ellas civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, y 25 milicianos de los grupos armados del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y de las Unidades de Protección Popular sirias (YPG), según el Estado Mayor del Ejército turco.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos contabilizaba ayer al menos 15 civiles muertos y 25 heridos, la mayoría de gravedad, en una granja de la aldea de Magar al Sarisat, donde los civiles desplazados de otras zonas buscaron refugio. Poco antes, un bombardeo turco contra la cercana localidad de Yeb al Kusa causó al menos 20 fallecidos y 50 heridos. El Observatorio no descarta que la cifra final de víctimas mortales de ambos ataques suba, debido a la gravedad de muchos de los heridos.

Turquía ha declarado la ribera oeste del río Éufrates como su "línea roja" para la presencia de milicias kurdas en la zona, ya que rechaza la creación de un territorio autónomo kurdo en el norte de Siria a lo largo de su frontera.

En total, el Ejército turco ya cuenta con unos 60 tanques y unos 380 soldados sobre el terreno. Los milicianos de los Consejos Militares de Yarábulus y Manbech se vieron forzados a replegarse de las aldeas de Al Amarna y Ain al Baida por los bombardeos turcos. En ese frente de batalla, Al Amarna era el objetivo en los últimos días de las tropas turcas y los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS).

Por su parte, los Consejos Militares de Yarábulus y Manbech cuentan con el apoyo de las Unidades kurdosirias de Protección del Pueblo (YPG), por lo que también son objetivo de la ofensiva turca.