Cuando apenas se encuentra en los primeros compases de su larga carrera por la reconquista de la presidencia de Francia, el derechista Nicolas Sarkozy recibió ayer un zarpazo judicial. Sarkozy, que quiere disputar las presidenciales de 2017 en representación de Los Republicanos (LR), tiene serias posibilidades de sentarse en el banquillo por presunta financiación ilegal de su campaña de 2012, cuando, siendo presidente en ejercicio, fue derrotado por el socialista François Hollande.

La Fiscalía de París, según se difundió ayer, quiere juzgarle junto a otros trece imputados en el llamado caso "Bygmalion", escándalo bautizado así por la empresa que emitió facturas por unos 18,5 millones de euros para que la entonces Unión por un Movimiento Popular (UMP, antecesora de LR) asumiera gastos que correspondían a la campaña de Sarkozy.

La maniobra buscaba no superar el máximo legal de 22,5 millones de euros por candidato, y Sarkozy no está inculpado en la causa por un delito de fraude, sino por haber sobrepasado ese tope. La petición de la fiscalía se ha conocido a cuatro días de que se cierre el plazo de inscripción para las primarias de LR, el primer obstáculo que debe franquear Sarkozy.