Unos 110 millones de rusos vivieron ayer la jornada de reflexión previa a las elecciones legislativas de hoy, en las que el partido del Kremlin, Rusia Unida, es una vez más el gran favorito, aunque con una intención de voto inferior a anteriores citas.

Sin que se esperen sorpresas en el resultado, la prioridad de las autoridades es garantizar que no se repitan las protestas masivas que siguieron a los comicios de 2011 tras las denuncias de fraude en favor de Rusia Unida (RU), pero también que no quepan dudas sobre la limpieza del proceso.

Por primera vez se vota en unos comicios rusos en Crimea y la ciudad de Sebastopol, dos "sujetos federales" de Rusia desde la anexión de la península, en marzo de 2014.

Según las encuestas, la crisis económica pasará cierta factura a RU, que cuenta con una intención de voto del 41%, su mínimo histórico, aunque el nuevo sistema mixto le permitirá ganar más escaños.