El Partido Comunista de China (PCCh) decidió ayer elevar el estatus del presidente chino, Xi Jinping, al de "líder central" de la formación, lo que equipara su poder al de antecesores históricos como Mao Zedong o Deng Xiaoping.

El PCCh llamó a sus miembros a mantener la "unidad cercana del comité central del PCCh con Xi Jinping como su núcleo", según reza el comunicado emitido por la formación tras su reunión más importante del año, divulgado por la agencia oficial de noticias Xinhua.

Los alrededor de 370 miembros del comité central del PCCh se reunieron desde el lunes hasta ayer, jueves, en Pekín y a puerta cerrada para celebrar el llamado sexto plenario, en el que también aprobaron dos documentos sobre la disciplina del partido único del país.

La denominación de Xi como "líder central" añade un título más al presidente, al mando del Ejército a través de la comisión militar central y del comité nacional de reformas del país, entre otros cargos, y blinda su autoridad aún más de cara al XIX Congreso de 2017.

En el cónclave, que tendrá lugar en la segunda mitad de 2017, según anunció ayer el plenario, habrá un crucial relevo de poderes, ya que cinco de los siete miembros (en principio todos menos Xi y el primer ministro, Li Keqiang) del comité permanente, órgano supremo de la formación, serán sustituidos.

Se considera que es ahora cuando empieza la pugna por ocupar esos asientos, con Xi intentando promover a sus correligionarios en detrimento de otras facciones, en particular la de Shanghái y la Liga de Juventudes, representadas por los expresidentes Jiang Zemin y Hu Jintao, respectivamente.

La idea de denominar a Xi como "líder central" había surgido a comienzos de año, pero, mientras que fue bien recibida por un par de decenas de líderes provinciales, no tuvo la misma acogida por los miembros del comité permanente.

Por otro lado, el Gobierno chino aplaudió que el presidente filipino, Rodrigo Duterte, defendiera su creciente distanciamiento con Estados Unidos durante una visita a Japón, y destacó que sus declaraciones realizadas allí han "ido en línea con el consenso logrado en Pekín".

En la capital china, Duterte anunció la pasada semana el distanciamiento de Filipinas de Washington, su aliado tradicional, y su acercamiento a China.

De forma similar, Duterte defendió durante su visita a Tokio los pasados tres días su creciente separación de Estados Unidos, asegurando ayer que desea poner fin a la presencia militar estadounidense en su país "en los dos próximos años".