El primer ministro islandés, Sigurdur Johannsson, dimitió anoche tras no haber logrado mayoría en las elecciones legislativas celebradas ayer.

Islandia entra así en una difícil fase de negociaciones políticas, ya que ni una alianza de centro-izquierda, encabezada por el Partido Pirata, ni la coalición gobernante de centro-derecha tienen mayoría absoluta.

No obstante, la coalición de derecha entre el conservador Partido de la Independencia y el Partido Progresista podría mantenerse en el poder en la isla con el apoyo de una nueva fuerza de centro.

El centro-derecha suma 29 escaños por 27 de la oposición, a falta de los resultados definitivos y escrutado más del 80% de las papeletas, con lo que aunque pierde la mayoría absoluta lograda en 2013 seguiría gobernando si logra el apoyo de Reforma, quinta con siete escaños.