El primer ministro turco, Binali Yildirim, descartó ayer que la reforma constitucional en la que el Gobierno trabaja para reinstaurar la pena de muerte vaya a tener carácter retroactivo, por lo que no podrá aplicarse a los implicados en el fallido golpe de Estado del 15 de julio.

"Si hay un acuerdo con otros partidos políticos sobre esta demanda generalizada del pueblo turco (la reintroducción de la pena capital), podría haber una medida limitada", dijo Yildirim en una reunión con el grupo parlamentario del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP).

El primer ministro explicó que será una "medida limitada", porque "no se aplicará retroactivamente", en contra de lo que pretendía el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para castigar con la pena máxima a los responsables de la asonada militar.

Erdogan ha dicho recientemente que el Gobierno presentará pronto una enmienda constitucional para reinstaurar la pena de muerte, que dejó de aplicarse en Turquía en 2004, como parte de los esfuerzos del país para integrarse en la Unión Europea (UE).

Sin embargo, la descomunal campaña represiva lanzada por Erdogan tras el golpe, unida a su deseo de que el país vuelva a aplicar la pena capital, no ha hecho sino alejar a Turquía de esa meta, nunca vista por buenos ojos por pesos pesados de la Unión como Francia.

Pero el equilibro entre el bloque comunitario y Turquía es muy frágil y la UE no puede permitirse el lujo de cercenar completamente las aspiraciones turcas de acercarse a Europa, dado que firmó con Ankara un acuerdo crucial para frenar la masiva llegada de refugiados a las costas de Grecia, y sin la colaboración de los otomanos, ese problema puede resurgir.

Con todo, Erdogan no pierde ocasión de dar argumentos a sus más firmes detractores europeos. El lunes, las autoridades turcas detuvieron a once periodistas en una redada de madrugada contra el diario "Cumhuriyet", el más antiguo y quizás el más prestigioso del país. Los arrestados están acusados de "ser miembros" o "patrocinadores" tanto de la guerrilla kurda marxista del PKK como de la cofradía de Fethullah Gülen, a quien Turquía acusa de instigar el golpe.