La batalla del conocido cocinero mierense José Andrés contra Donald Trump va más allá de lo político y del decidido apoyo prestado a Hillary Clinton por el asturiano, uno de los chefs más prestigiosos de Estados Unidos (EE UU), durante la última campaña electoral. Magnate y restaurador mantienen una intensa disputa legal en la que se han cruzado demandas y reclamaciones mutuas de hasta diez millones de dólares (9,1 millones de euros). El proyecto para un restaurante y el discurso xenófobo del que ha hecho gala el presidente electo desataron esta "guerra".

José Andrés y Trump habían llegado a un acuerdo por el que el cocinero asturiano se comprometía a abrir un restaurante de su cadena en un hotel que el magnate estaba construyendo en Washington. Todo discurría normalmente hasta que el chef decidió renunciar al contrato, indignado con las duras críticas lanzadas por el líder republicano contra la comunidad hispana en EE UU. Y es que en los inicios de su campaña presidencia, en el verano de 2015, el vencedor de los comicios del pasado martes aseguró, entre otras lindezas, que México envía al vecino del norte inmigrantes "delincuentes y violadores".

La reacción de Trump no se hizo esperar. Consistió en una demanda en la que solicitaba diez millones de dólares de indemnización, al entender que José Andrés actuaba por "apasionamiento político sobre inmigración". El asturiano tampoco se quedó quieto y reaccionó con otra demanda de ocho millones, sobre la base de que habría sido el empresario el responsable de la ruptura.

La batalla legal, que aún no se ha decidido, ha tenido continuidad en la arena política. Buen amigo de Obama, que le ha entregado el premio nacional de Humanidades, José Andrés se sumó con entusiasmo a la campaña de Hillary y hasta participó en uno de sus mítines. LA NUEVA ESPAÑA contactó ayer con el chef, pero declinó hacer declaraciones.