Las protestas contra la elección de Donald Trump no ceden y su intensidad, lejos de amainar, arrecia. Un manifestante resultó herido de bala en la madrugada de ayer en la ciudad de Portland, en el Estado de Oregón, en la costa oeste del país, y el Partido Republicano se vio obligado más tarde a condenar la convocatoria de un desfile del Ku Klux Klan (KKK) en el Estado de Carolina del Norte para celebrar la victoria de su candidato.

Lo ocurrido en Portland -donde se están registrando las protestas más violentas- deja bien claro el frontal rechazo que genera la elección de Trump. Para ayer había convocadas manifestaciones bajo el lema "Not my president" en Nueva York, Los Ángeles, Chicago y otras ciudades.

El presidente electo acusó el viernes a los medios de comunicación de estar instigándolas y las consideró "muy injustas", ya que las elecciones fueron un proceso "muy transparente y exitoso". Más tarde, Trump rectificó en parte y alabó la "pasión por este gran país" que demuestran los manifestantes. Días antes de las elecciones, Trump advirtió que sólo aceptaría el dictamen de las urnas sí él era el vencedor.

En una nota, el Departamento de Policía de Portland informó de que la víctima, a la que no identificó, resultó herida en el puente Morrison de la ciudad mientras los manifestantes cortaban el tráfico para continuar con la protesta.

Un hombre que se encontraba en su vehículo en el puente se enfrentó a los manifestantes, sacó su arma, disparó en múltiples ocasiones y alcanzó a la víctima, que resultó herida leve y fue trasladada a un hospital cercano, detalló la Policía local. El agresor, descrito como un adulto joven de raza negra, se dio a la fuga y los agentes aún lo buscan.

El tiroteo llegó después de una noche de violentos disturbios en la que la Policía empleó gas lacrimógeno para responder a los "proyectiles ardiendo" que los manifestantes les lanzaban, según la versión que los uniformados dieron en Twitter.

Horas después, el Partido Republicano tuvo que salir al paso de una convocatoria del supremacista Ku Klux Klan para celebrar el triunfo de su aspirante sobre Hillary Clinton. "Estamos muy disgustados", dijo el líder de la formación en Carolina del Norte, Robin Hayes, tras conocer los planes del KKK. "Condenamos esta ideología extremista y las acciones asociadas (que lleva a cabo) en los términos más enérgicos", añadió, en un comunicado enviado a la cadena CNN.

Hayes explicó que estos actos "no son reflejo del sentir de esta gran nación" y que van "en contra de los esfuerzos por hacer América grande de nuevo", en referencia al lema de campaña del magnate neoyorquino.

La campaña de Trump también reaccionó al anuncio del desfile, previsto para el 3 de diciembre, condenando tanto la convocatoria como el "mensaje de odio" que difunde el grupo.

Antes de su victoria, el KKK había mostrado muchos signos de apoyo a Trump. A principios de mes, un periódico afiliado a la organización racista y que se autoproclama como "la voz de la resistencia blanca", respaldó su candidatura a la Presidencia.

Por otro lado, el líder en funciones del británico UKIP, Nigel Farage, viajó ayer a Nueva York para reunirse con el equipo de transición de Trump, que ahora dirige el vicepresidente electo, el ultraconservador Mike Pence, según el diario "The Guardian".