Tras unas semana de negociaciones para la formación de la nueva administración de EE UU la sensación que se desprende es que las dificultades del presidente electo, Donald Trump, para formar su nuevo equipo siguen chocando con sus pésimas relaciones con el Partido Republicano y con su absoluta falta de experiencia en el ámbito de la política.

En las últimas 24 horas han sido varias las renuncias de personas que hasta ahora figuraban en todas las quinielas. Una de las más llamativas ha sido la del excongresista Mike Rogers, especialista en asuntos de seguridad -presidió el comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y fue oficial del Ejército y agente especial del FBI-, a quien muchos pronósticos daban como serio candidato a Consejero de Seguridad Nacional.

La caída de Rogers, que llevaba trabajando desde el verano en el relevo, parece consecuencia del apartamiento de quien hasta el viernes era el jefe del equipo de transición de Trump, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, quien ha sido sustituido por el vicepresidente electo, el ultraconservador Mike Pence. A Pence se le acusa de haber imprimido una velocidad lenta a un proceso que debe desembocar en unos 4.000 nombramientos.

Otra salida, esta más estruendosa, ha sido la de Eliot Cohen, exfuncionario del departamento de Estado. Cohen, que se desmarcó de Trump antes de las elecciones, llamó a los republicanos a colaborar con el ganador de las elecciones, pero el martes por la noche dio marchas atrás con un tuit espectacular: "He cambiado mi recomendación: alejaos. Están enfadados, son arrogantes y nos gritan que hemos perdido. Será horrible".

A Trump no le ha gustado nada que se aireen estas y otras renuncias o destituciones y ayer mismo lanzó tuits incendiarios contra la prensa, en particular contra "The New York Times", diario al que acusó de publicar informaciones "totalmente falsas" para dar la imagen de un proceso de transición caótico.

Los dos únicos nombramientos que, de momento, ha hecho Trump son el del presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, como jefe de gabinete, y el del agitador ultraderechista Stephen Bannon como asesor jefe y estratega principal. Bannon, con una larga trayectoria de supremacista blanco, concita numerosos rechazos. Ayer fueron 169 legisladores demócratas quienes enviaron una carta a Trump para solicitarle que destituya a Bannon si es que de verdad pretende "reunir de nuevo al país después de unas broncas elecciones que generaron gran división".