La clase política francesa recibió ayer con escepticismo y frialdad la candidatura presidencial del hasta agosto ministro de Economía, Emmanuel Macron, un socioliberal visto por los socialistas como un obstáculo para la unión de la izquierda y criticado por la derecha por su ausencia de programa y su magro balance como ministro.

Antes incluso de que Macron oficializara ayer sus intenciones, el presidente francés, François Hollande, advirtió de que la izquierda no podrá estar a la altura de los comicios de 2017 si no está unida. El predecesor de Macron como ministro de Economía, Arnaud Montebourg, que también abandonó el Ejecutivo por discrepancias con Hollande, lo criticó con dureza: "Lleva 75 portadas sin haber hecho una sola propuesta", denunció tras conocer su candidatura.