El presidente electo estadounidense, Donald Trump, eligió ayer a la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, una mujer sin ninguna experiencia en política exterior, para representar a EE UU ante la ONU, en lo que constituye el primer nombramiento de una mujer para un puesto clave en su futuro Gobierno.

Haley, de 44 años y gobernadora de Carolina del Sur desde 2011, es una mujer próxima al Tea Party que se opuso a Trump durante el proceso de primarias del Partido Republicano y brindó su apoyo, primero, al senador por el estado de Florida, Marco Rubio, y cuando éste fue eliminado, al senador ultraconservador y ultrarreligioso por Texas, Ted Cruz, el más genuino representante del Tea Party.

A pesar de esa inicial oposición, el nombre de Haley sonó, entre otros varios, como posible compañera de fórmula de Trump como candidata vicepresidencial, un puesto que acabó en manos del también ultraconservador gobernador de Indiana, Mike Pence.

En un comunicado, el equipo de transición de Trump indicó que Haley, como representante de EE UU ante la ONU, formará parte del gabinete presidencial, un nivel de importancia que algunos presidentes republicanos no han conferido a los representantes del país ante las Naciones Unidas.

La asesora del millonario neoyorquino, Kellyanne Conway, que actúa como portavoz del equipo de transición, dijo que la gobernadora había llegado a Nueva York, donde tiene montado Trump su cuartel general, para prestar "sus consejos" y hablar del "gran éxito" que ha tenido como máxima autoridad ejecutiva de Carolina del Sur.

Para ser embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Haley tendrá que ser confirmada por el Senado, en manos de la mayoría republicana y en donde tendrá que hacer frente a preguntas sobre su visión en numerosos asuntos de importancia en política exterior.

Entre tanto, el escrutinio de las elecciones del pasado día 8 ha ampliado hasta los dos millones de sufragios la ventaja en votos populares que la demócrata Hillary Clinton sacó al republicano en el conjunto del país. El escrutinio sigue en marcha en algunos estados que están procesando votos en ausencia o depositados en el extranjero y arroja un resultado provisional de 64,22 millones de apoyos para Clinton frente a los 62,21 millones de Trump, lo que en términos porcentuales significa un tanteo de 48,1% para la demócrata y 46,6% para el republicano.

Los dos millones de votos en los que Clinton aventaja a Trump constituyen la mayor ventaja que el candidato perdedor ha sacado nunca al ganador de unas elecciones presidenciales de Estados Unidos, un país que ha visto crecer el número de personas que acuden a las urnas en los últimos años. En el año 2000, el demócrata Al Gore, que perdió las elecciones frente al republicano George Bush por una decisión del Tribunal Supremo sobre el recuento de Florida, se impuso por 500.000 papeletas.