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El cachete de un gijonés a Fidel

Los jesuitas Patac y Ruiz, nacidos en Oviedo y Gijón, fueron profesores del dirigente cubano cuando tenía entre 10 y 14 años

Luis Ruiz Suárez

"Nomem est omen", el nombre es el destino, decían los clásicos, y da la casualidad de que en un colegio llamado Dolores (en Santiago de Cuba), Fidel Castro experimentó el dolor, no excesivo, que le causó el cachete propinado por un jesuita asturiano, el padre José María Patac de las Traviesas (Oviedo, 1911-Gijón, 2002), profesor durante décadas del Colegio de la Inmaculada y creador de la Biblioteca Asturiana, hoy asentada en la Biblioteca Jovellanos de la Villa.

De hecho, dos gigantes asturianos de la Compañía de Jesús fueron profesores del adolescente Castro, Patac y el Padre Luis Ruiz Suárez (Gijón, 1913-Macao, 2011). El primero se distinguió por su titánica labor como asturianista y recopilador del inmenso patrimonio documental de la citada Biblioteca, y el segundo llegó a recibir el nombre del "Ángel de Macao", por haber fundado más de 140 leproserías en China para unos 10.000 enfermos, así como haber atendido a los miles de refugiados que huían de la China comunista y de otros países asiáticos.

Mucho se había hablado desde hacía largo tiempo sobre que Patac había sido el único hombre que se atrevió a abofetear a Fidel Castro, pero fue en enero de 1998, con motivo del viaje de Juan Pablo II a Cuba, cuando Patac relató con todo detalle a LA NUEVA ESPAÑA su experiencia con Castro.

Patac llegó a Cuba en 1937, donde permanecería hasta 1940. Su misión era la de "maestrillo", o joven profesor jesuita en prácticas, en el colegio Nuestra Señora de los Dolores, en Santiago de Cuba. "Cuando le conocí, Fidel tenía 10 años y era uno de los 21 internos, dentro del grupo de 300 alumnos que tenía el colegio, uno de los más modernos de la época". En las clases "Fidel era muy listo, y muy rápido para todo, y muchas veces le puse 'castigos útiles', como cuentas de dividir complicadas, pero el resolvía en cinco minutos las veinte divisiones en las que cualquier alumno empleaba quince minutos".

Un día, el padre Patac, que era persona enormemente templa y serena, descargó el célebre cachete sobre el futuro mandatario. "Fue un cachete sin importancia y prueba de ello es que después Fidel quedó completamente bien conmigo".

Castro pasa después a ser alumno del colegio Belén, en la Habana, donde tuvo como maestrillo al otro asturiano, el Padre Ruiz, que igualmente había llegado a Cuba desde Bélgica. Fue en Belén "donde comenzó a tener preocupaciones sociales y los días de fiesta no iba a las excursiones y se quedaba con los empleados del colegio, que sumaban más de cien. Después, en el primer año de Universidad, se hizo comunista y con algunos de aquellos empleados del colegio y más personas organizó años después, en 1953, el asalto al cuartel de Moncada, que fue un desastre, murieron muchos y Fidel fue encarcelado".

Fidel se acordaba muchos años después de aquel jesuita. Durante una visita a Cuba del político gijonés Luis Felipe Capellín, Castro le preguntó por Patac y pidió que le diera un abrazo y saludos suyos. Lo más probable es que el cachete de Patac no fue el que cambió el rumbo de la historia de Fidel Castro.

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