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Las raíces asturianas del exilio

Familias de emigrantes del Principado huyeron de Cuba y tratan de recuperar lo que el régimen castrista les expropió

Una bandera contraria al régimen castrista, ondeando ayer en Miami.

La amplia familia del exilio cubano es extensa y no demasiado bien avenida. En la lista sobresalen apellidos asturianos: lógico porque los emigrantes del Principado controlaban casi todo el comercio en la isla y parte de la banca y los medios de comunicación, como el periódico conservador "Diario de la Marina", fundado, entre otros, por Nicolás Rivero Muñiz y José Ignacio Rivero Alonso (Pepín). Los primeros cubanos que llegaron a los Estados Unidos por motivos políticos en 1959 se asentaron en Florida, a noventa millas náuticas de Cuba, un territorio tradicionalmente ligado a la isla, mucho menos desarrollado que en la actualidad, pero con amplias áreas de segundas residencias de familias de las clases altas antillanas.

Ese sector del exilio siempre se ha considerado a sí mismo los "patas negras" de los cubanos de la diáspora frente a los compatriotas que salieron más tarde, que a su vez se sitúan muy por encima de balseros, "mariditos" y, por supuesto, de quienes han salido en las últimas décadas. Entre ese exilio dorado que habita en Palm Beach y Coral Gables, hubo numerosas familias asturianas, entre ellas la de los Fanjul Gómez-Mena, poseedores de un imperio azucarero e inmobiliario hoy en manos del Estado. Alfonso Fanjul (Alfie) y su hermano José (Pepe para sus amigos, como el Rey Juan Carlos) representan como nadie a quienes dejaron un fortunón y tenían otra fortuna esperando fuera de suelo cubano. Las grandes familias, conocedoras de la convulsa historia de su país, siempre se preocuparon de tener propiedades y cuentas corrientes en los EE UU y en España. Perdieron mucho, pero no partieron de cero. En el caso de los Fanjul, fueron capaces de volver a construir otro emporio, hoy asentado en Estados Unidos y en República Dominicana.

En los años sesenta llegaron a Miami las grandes oleadas de emigrantes políticos, que se asentaron en la calle 8 y sus aledaños, los asiduos del restaurante Versailles, que ayer bullía de alegría, gente de clase media que no buscaba salvar patrimonios pero que quería un futuro mejor para sus hijos y para ellos.

Muchos de aquellos padres ya no viven. Sus hijos y nietos mantienen la beligerancia contra el castrismo que han visto en casa desde su venida al mundo. En esa categoría entra la cantante y empresaria Gloria Fajardo García, (Gloria Estefan), nieta de emigrantes de Pola de Siero, que llegó a Miami con 16 años, y junto a su marido, el productor Emilio Estefan, han hecho de la música una bandera de lucha contra el régimen castrista. Los Estefan encarnan como nadie la prosperidad del sueño americano. Y en cierto modo también lo representa el senador demócrata Robert (Bob) Menéndez, nacido en Nueva York en 1954, nieto de avilesinos, defensor del diálogo con el régimen y amigo de Alfie Fanjul. Sus padres, Evangelina y Mario Menéndez, huyeron de Cuba en 1953 por estar en desacuerdo con el régimen de Batista. Bob creció en Union City, también conocida como "Havana", en la zona.

En el ala más radical, que en términos políticos siempre ha representado la Fundación Nacional Cubano-Americana, figura el abogado Nicolás Gutiérrez, con raíces maternas en Soto de Luiña, socio de uno de los mejores bufetes de Miami, que en 2009 cuantificó en 2.000 millones de dólares el montante inicial de las reclamaciones realizadas por cubanos de origen asturiano por las expropiaciones de bienes decretadas por el régimen castrista en 1960. Gutiérrez, nacido en Costa Rica, es uno de los redactores de la "ley Helms-Burton", que penalizaba a empresas que comerciasen con bienes expropiados por la revolución. Su bisabuelo paterno, Nicolás Castaño, fue el hombre más rico de Cuba. Ahora su nieto lucha por recuperar propiedades confiscadas por el castrismo a los asturianos que manejaban casi todo el comercio. Entre sus clientes hay conocidas familias cubanas de ascendencia asturiana, como alguna rama de los Sánchez-Hill, dueños de los terrenos de los hoteles Sol Meliá.

El exilio intelectual de origen asturiano está representado en el periodista Raúl Rivero Castañeda, nacido en 1945 en Morón (antigua provincia de Camagüey), que en 1966 fue uno de los fundadores de la revista cultural "El Caimán Barbudo". En 1991 firmó la carta en la que un grupo de intelectuales pedía a Castro la liberación de los presos de conciencia. Él mismo pisó la cárcel tras ser condenado a veinte años en la llamada "Primavera Negra" de 2003. Actualmente vive en España.

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