Más de tres horas tenían que esperar ayer los cubanos para despedir a Fidel Castro en el Memorial José Martí de la Plaza de la Revolución. Pero miles de ellos lo hicieron, entre la "tremenda pena" que les inspira su muerte y el "tremendo orgullo" que sienten al poder darle un último adiós.

Esa oportunidad, la de tenerle más cerca que en una multitudinaria concentración en la plaza, que sigue siendo el epicentro discursivo del castrismo, sólo se la ha proporcionado su fallecimiento. Pero, incluso así, "es un privilegio", decía el estudiante de Secundaria Carlos Alejandro, que se enteró de la muerte de Fidel cuando la programación televisiva fue interrumpida, la noche del viernes, para dar paso al anuncio de su hermano Raúl.

"Fue una sorpresa. En mi casa todo el mundo se puso a llorar. Y en la calle hay tristeza", añadía.

"Fidel nos enseñó a luchar y a ayudar a ancianos, niños, pobres y humildes. Él dijo desde el principio que esta Revolución era de los humildes y para los humildes y así ha sido", decía Mercedes Cabrera, que formó parte del ejército de los "barbudos" en los años de lucha guerrillera en Sierra Maestra.

Y su compañero de lucha, Jesús, cumplidos los 85, agregaba: "He venido a cumplir con mi deber patriota y revolucionario, en honor a nuestro comandante en jefe, que murió como comandante invicto".

Eso, en el exterior de la enorme plaza, serpenteada por diversas colas debidamente organizadas en medio de un silencio sobrecogedor. En el interior del Memorial José Martí sólo les esperaban una corona de flores y una foto del Comandante, con un rifle colgado al hombro, todo custodiado por militares vestidos con uniformes de gala.

Sin embargo, no estaba la urna con las cenizas del líder de la Revolución, que muchos esperaban encontrar dentro del imponente edificio. Los restos cremados de Fidel viajarán a partir de mañana, por etapas, hasta Santiago de Cuba, donde se celebrará el funeral el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia.

Harán el recorrido de "la caravana de la libertad", pero a la inversa; el mismo que hicieron los revolucionarios, a principios de enero de 1959, para tomar el poder en La Habana después de la huida de Fulgencio Batista.

La misma Plaza de la Revolución será escenario hoy de un "acto de masas" al que acudirán mandatarios y personalidades de todo el mundo; entre ellas estará el rey emérito de España, Juan Carlos I.

Se da por hecha la presencia de los presidentes de países aliados de Cuba, caso de Venezuela, Nicolás Maduro; Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega, y Ecuador, Rafael Correa.

Tampoco se descarta la asistencia de exmandatarios como el brasileño Luiz Inacio "Lula" da Silva, la argentina Cristina Fernández o el uruguayo Pepe Mujica, que mantuvieron una estrecha relación con el líder fallecido.

En representación de Rusia viajará a La Habana el presidente de la Duma del Estado o Cámara de Diputados, Viacheslav Volodin. Y desde Grecia acudirá el propio primer ministro, Alexis Tsipras.