España, Egipto y Nueva Zelanda defendieron ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución para establecer una tregua humanitaria de diez días en la ciudad siria de Alepo, una iniciativa a la que se opuso Rusia, principal aliado del régimen de Damasco, que amenazó con vetarla.

La tregua era un intento por aliviar la situación que vive la población afectada por los combates en Alepo, donde el régimen sirio tiene en marcha una gran ofensiva contra los grupos rebeldes en el sector oriental de la ciudad. El jefe humanitario de la ONU, Stephen O'Brien, urgió a las partes en conflicto a proteger a los civiles y permitir la entrada de ayuda humanitaria en Alepo oriental, antes de que la zona "se convierta en un gigantesco cementerio".

Según la ONU, hasta 25.000 personas que vivían en la zona oriental de la ciudad se han visto obligadas a huir de sus hogares desde el pasado sábado, en medio de la gran ofensiva del régimen del dictador Al Asad para recuperar esos distritos.

El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, aseguró que, gracias a la ofensiva en curso, el Gobierno sirio ha logrado recuperar el 40 por ciento del territorio que los grupos armados de la oposición controlaban en la zona oriental de Alepo, que ha quedado partida en dos.