Una tumba de piedra procedente de Sierra Maestra, con un pequeño hueco para albergar sus cenizas, es desde ayer el lugar de reposo definitivo de Fidel Castro en Santiago de Cuba. Para quedar engarzado con la historia, el comandante fue inhumado cerca de donde yacen los restos del héroe independentista José Martí, en una ceremonia privada a la que sólo asistieron familiares, autoridades y algunos líderes políticos extranjeros especialmente cercanos al expresidente cubano, como el presidente venezolano Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega .

En Santiago de Cuba culminó el recorrido de mil kilómetros de las cenizas de Fidel, iniciado a comienzos de semana en La Habana, siguiendo el itinerario inverso al de la denominada "Caravana de la Libertad". Fue la marcha por etapas con la que, en 1959, se consumó el triunfo revolucionario, con el comandante al frente de mil "barbudos", como se conocía entonces a los rebeldes que luchaban contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Raúl Castro, ahora presidente, depositó la urna de cedro con las cenizas de su hermano Fidel en el interior de una roca traída desde Sierra Maestra, el enclave montañoso en el que arrancó las lucha guerrillera. La piedra grisácea, de más de cuatro metros de altura, es similar a la del Mausoleo del II Frente Oriental, en la montaña de Mícara, donde reposan los restos de Vilma Espín, esposa de Raúl Castro fallecida en 2007.

Pero además de la tumba, el lugar elegido para enterrar a Castro alberga una parte de la historia cubana. En el cementerio de Santa Ifigenia descansan el prócer nacional José Martí; Carlos Manuel Céspedes, otro de los padres de la patria cubana, y la madre de los generales independentistas José y Antonio Maceo, Mariana Grajales, considerada la encarnación del valor de la mujer cubana.

El encargado del protocolo del viaje de vuelta a Santiago y de la organización del traslado y custodia de las cenizas de Castro fue el teniente coronel José Luis Peraza López, segundo Jefe de Departamento de Preparación de Infantería Física y Ceremonia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Peraza López se ocupó también de trasladar en 1997 los restos del Ernesto "Che" Guevara de La Habana a su lugar de descanso final, en la ciudad central de Santa Clara, uno de los puntos de parada de los restos de Castro. Como cada mañana desde hace días, ayer Peraza López instaló en el armón la sencilla urna con las cenizas, sólo adornada con el nombre del líder cubano. Después, el teniente coronel abrazó emotivamente a los subalternos encargados de la custodia de las cenizas.

El recorrido final de la urna, desde la Plaza de la Revolución de Santiago de Cuba hasta el cementerio, apenas duró veinte minutos. Un centenar de personas siguió este último viaje desde los laterales de las calles por las que circuló la caravana para dar el último adiós al expresidente.

Al margen de la ceremonia de despedida oficial, el nombre de Fidel Castro se incluyó ayer entre los difuntos mencionados en las misa celebrada en la iglesia de Santa Bárbara, en La Habana, y en los rezos en el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre .