El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, intentó ayer cortar en seco las especulaciones que anticipaban que una derrota de la reforma constitucional en Italia generaría inestabilidad en la zona euro. A su juicio, es "demasiado pronto" para hacer una valoración de los efectos que pueda tener el referéndum sobre la estabilidad del euro. Preguntado por la posibilidad de que tenga que intervenir el Banco Central Europeo, Dijsselbloem defendió que ayer la respuesta de los mercados fue "bastante calmada". "Si esta va a ser su reacción, no parece que requiera pasos de emergencia", sentenció.

En efecto, aunque las principales bolsas arrancaron con bajadas, esta tendencia se corrigió pronto. Por ejemplo, Milán comenzó cayendo un 2,08%, pero a la media hora marcaba ya un avance del 0,11%. En España, el Ibex-35 ganó un 0,67% hasta cerrar en 8.664,70 puntos. Francfort subió un 1% y París un 1,63%.

Lo que sí notó Milán fue cierta incertidumbre respecto a la banca, que se dejó un 4%, con puntas del 7,91% para la Banca Popolare di Milano o del 7,44% para el Banco Popolare. Todos los ojos estaban puestos en el banco sienés Monte dei Paschi, pendiente de una ampliación de capital por 5.000 millones de euros, que podría dañarse por la crisis política en curso. Sus acciones cayeron un 4,21%.

La banca italiana, con 360.000 millones de euros en créditos morosos, fue objeto de la atención de Dijsselbloem, quien resaltó que el referéndum del domingo "no cambia realmente la situación económica de Italia ni de los bancos italianos. Los problemas que tenemos hoy son los problemas que teníamos ayer y todavía hay que solucionarlos, según tengo entendido", ironizó.