"Libré por muy poco. Estuve en la zona del mercadillo apenas media hora antes del atentado y, cuando regresaba a casa en bicicleta, ya me crucé con las ambulancias y con los coches de bomberos que iban para allá". Rubén Rodríguez, un ovetense de 37 años que está afincado junto a su familia en Berlín por motivos profesionales desde hace año y medio, escapó por un estrecho margen al brutal ataque en la noche del lunes en la capital germana. Este ingeniero, que vive muy cerca del lugar de la tragedia, había decidido visitar el mercadillo junto a su mujer, la también ovetense Elisa Fernández, y su hijo Mateo, de corta edad.

Sin embargo, el pequeño se sintió cansado y la pareja anuló a última hora un plan que podía haber tenido funestas consecuencias. Pese a ello, Rubén, que trabaja para la firma automovilística Rolls Royce, decidió acercarse en bicicleta a la zona para hacer una pequeña gestión comercial. Poco después de que decidiera regresar a casa, un camión embestía a la multitud y dejaba un rastro de doce personas muertas y medio centenar de heridos. "Cuando llegué y supe lo sucedido apenas me lo podía creer", afirma el ingeniero ovetense, que ya está haciendo las maletas para pasar las fiestas en su tierra natal.

Rodríguez asegura que el ambiente general en su entorno y en el conjunto del país es de tranquilidad. "Los alemanes son gente muy reservada y tampoco sabes muy bien lo que piensan", afirma.

En el atentado contra el mercado navideño resultó herido un estudiante bilbaíno de 21 años. Iñaki Ellakuria, alumno de cuarto curso del grado de Economía de la facultad de Sarriko (Bilbao) de la Universidad del País Vasco. Estaba en Berlín desde septiembre con una beca del programa Erasmus. Visitaba con dos amigas el mercado navideño cuando el camión articulado arrolló la zona. El vehículo "pilló de pleno" al estudiante vasco, según su propio relato en Twitter, red social en la que es muy activo. "Oí un camión chocando contra la primera caseta, me giré y lo tenía en mi puta cara. Iba rápido, muy rápido para ser una salida de calzada", contó Ellakuria. "Estoy bien, gracias a la cantidad de drogas que me han enchufado por vena. Pero el dolor ha sido lo más insoportable de toda mi vida", contaría después. "Cada vez que lo pienso, más me duele", añadió.

Las personas que se libraron del ataque se portaron "de lujo", según el estudiante vasco, ayudando con cojines, agua, comida, mantas, gorros y bufandas. "Hacía mucho frío", y "cada vez que tiritaba, se multiplicaba el insoportable dolor, el mayor que jamás sufrí" narraba después del ataque. Con sus padres ya en la capital alemana, Iñaki Ellakuria fue operado ayer con éxito en el hospital Vivantes Wenckelbach de sus fracturas en la tibia y el peroné de la pierna izquierda, en el empeine de la pierna derecha y varias fisuras en la cadera. "Todo ha ido bien", explicaba a Efe su padre, quien tuvo conocimiento de lo ocurrido por una llamada de su propio hijo veinte minutos después del atentado, en la que le contó "muy nervioso" cómo se encontraba. Una amiga vasca acompañó al estudiante hasta el hospital.