El presidente saliente de EE UU, Barack Obama, pronunció ayer de madrugada (hora española) un emotivo discurso de adiós en el que llamó a los estadounidenses a ser "guardianes de la democracia" y no darla nunca por sentada. Obama, que dejará de ser presidente el próximo día 20, escogió para su alocución de despedida la ciudad de Chicago, donde comenzó su carrera política.

"Os pido que creáis. Pero no en mi capacidad para lograr el cambio, sino en la vuestra", enfatizó el presidente "Vosotros fuisteis el cambio. Vosotros respondisteis a las esperanzas de la gente y, gracias a vosotros, Estados Unidos es un lugar mejor y más fuerte que cuando empezamos", proclamó.

El mandatario recapituló que, si hace ocho años hubiera prometido que el país "dejaría atrás una gran recesión", abriría "un nuevo capítulo con el pueblo cubano, cerraría el programa nuclear de Irán", lograría la legalidad del matrimonio homosexual y reformaría el sistema sanitario, le habrían dicho que quería "demasiado". Pese a este panorama alentador, Obama advirtió de que la democracia "no funcionará sin la sensación de que todos tienen oportunidades económicas". También admitió que, pese al carácter histórico de su elección como primer presidente negro de EE UU, el racismo sigue vivo en el país y queda "más trabajo por hacer" para eliminar los prejuicios contra las minorías y los inmigrantes. Obama finalizó su discurso retomando su lema de 2008, "Yes, we can" (Sí, podemos) y añadiendo como balance: "Yes, we did" (Sí, lo hicimos").