La capital de EE UU, Washington, se blindó ayer para evitar atentados e incidentes graves en los actos que hoy se celebrarán para la investidura como 45.º presidente de la nación de Donald Trump. Cerca de 28.000 uniformados forman un sólido dispositivo de seguridad en una ciudad fortificada con barricadas para impedir ataques de "lobos solitarios" con camiones como los que causaron las masacres de Niza y Berlín. La amenaza de manifestaciones de protesta ha complicado aún más las medidas de seguridad.

El primer perímetro de seguridad en torno al Capitolio, lugar donde a mediodía de hoy (las seis de la tarde en España) tendrá lugar la jura, comprende un centenar de manzanas del corazón de la capital y ha dejado cerrados al tráfico cerca de siete kilómetros cuadrados y blindados sus principales puntos neurálgicos.

Ese perímetro tiene como epicentro la Explanada Nacional, a la que se espera concurran unas 800.000 o 900.000 personas, aproximadamente la mitad de las que asistieron a la investidura de Obama en 2009. En torno a la Explanada se han levantado barricadas con camiones volquetes y cementeros, autobuses y barreras de objetos contundentes para prevenir ataques con vehículos.

Todo este dispositivo deberá lidiar con las múltiples protestas convocadas para la ocasión. Según fuentes oficiales, un centenar de grupos, en su mayoría opositores a Trump, tienen previsto realizar manifestaciones hoy y mañana, 63 de ellas hoy mismo. Entre las que más quebraderos de cabeza pueden generar están los bloqueos que algunos manifestantes pretenden hacer a los puntos de control de acceso.

Mañana, sábado, está convocada una manifestación de mujeres, posiblemente la protesta más masiva, ya que se esperan más de 200.000 personas, pero las autoridades no la ven como una amenaza para la seguridad.

Ayer mismo ya se registraron las primeras manifestaciones en ciudades como Nueva York para dejar claro el rechazo de gran número de estadounidenses a las políticas anunciadas por Trump, quien ganó las elecciones, pero las perdió en voto popular por cerca de tres millones de sufragios.

También se vivieron protestas en cientos de escuelas de Los Ángeles, considerada la capital de los indocumentados de EE UU. Estudiantes, profesores y padres de familia se concentraron en los centros contra "las políticas antiinmigrantes" de Trump.