El panorama de las reacciones internacionales a la investidura de Donald Trump se caracterizaba hasta anoche por el silencio de las principales potencias mundiales. Ni China, ni Rusia, ni Alemania, ni Francia, ni la UE se habían pronunciado a medianoche sobre el primer discurso del 45.º presidente de EE UU. La canciller alemana, Angela Merkel, había hecho saber, a primera hora de la mañana, que estudiaría el texto con detalle, mientras que desde Francia, también a primera hora, el ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, anunció que París tiene intención de preguntar a la administración Trump por su posición UU en todas las cuestiones internacionales, pero sin agresividad.

Sólo el fiel aliado británico hizo manifestaciones tras la investidura, a través de su ministro de Exteriores, Boris Johnson, quien felicitó al presidente y subrayó su deseo de que se mantengan los "sólidos lazos" entre ambos países. También la OTAN, calificada de "obsoleta" por Trump, lo felicitó y destacó que EE UU muestra un "compromiso sólido" con la defensa transatlántica.

Desde México, el vecino del sur amenazado por Trump con tener que pagar un muro contra los inmigrantes ilegales, su presidente, su presidente, Enrique Peña Nieto, felicitó al magnate y aseguró que "la protección de los mexicanos" guiará las relaciones con el nuevo Gobierno estadounidense.

Desde El Vaticano, el Papa Francisco envió sus felicitaciones a Trump y abogó por que se deje guiar por "valores éticos" durante los cuatro años que, previsiblemente, pasará en la Casa Blanca. "Rezo por que sus decisiones estén guiadas por el rico espíritu y los valores éticos que han marcado la historia del pueblo estadounidense y el compromiso de su país con el progreso de la dignidad humana y la libertad", dijo el argentino Bergoglio.

El exsecretario de Estado con Nixon y Ford Henry Kissinger (1973-77), reputado asesor internacional a sus 93 años, pidió a Trump que redefina el papel de EE UU en el orden mundial y que demuestre que no ha renunciado a ejercer el liderazgo global.