El ex primer ministro Manuel Valls y el exministro de Educación Benoît Hamon comenzaron este martes su combate a dos por la candidatura socialista al Elíseo ante una izquierda dividida que tiene como favorito al segundo, disidente con la política del Gobierno de François Hollande.

Los resultados provisionales de la primera ronda de las primarias celebradas este domingo auparon por sorpresa a Hamon al primer puesto con el 36% de los votos, frente al 31% obtenido por Valls y al 17% del extitular de Economía Arnaud Montebourg, el tercero de los siete que partía con más posibilidades.

El rápido respaldo de Montebourg a Hamon le concede de momento una victoria virtual matemática en la segunda ronda del día 29, interpretada como un castigo al mandato del presidente Hollande y a la deriva liberal que le acusan de haber tomado.

"La voluntad de pasar página es clara", subrayó este lunes en la emisora France Inter Hamon, que ocupó la cartera de Educación cuatro meses y dimitió descontento con la "política de austeridad" del Ejecutivo entonces liderado por Valls.

El segundo puesto del ex primer ministro le garantizó este domingo una clasificación agridulce con pocas posibilidades de victoria el domingo, aunque no piensa resignarse.

De no resultar elegido, "la izquierda puede desaparecer y quedar marginada durante un tiempo", advirtió en la emisora RTL, donde reiteró que él encarna la única probabilidad de la izquierda para las presidenciales de abril y mayo.

A ambos les espera esta semana una agenda densa con desplazamientos, reuniones públicas, un último debate televisado el miércoles y sendos grandes mítines de clausura el jueves, antes de que las urnas vuelvan a abrirse el próximo domingo.

La participación oficial de esta primera vuelta, frente a las previsiones iniciales del partido de que rondó los dos millones de votantes, se acerca a 1,6 millones.

Esa cifra contrasta con los 2,6 millones de la primera ronda de las primarias socialistas en 2011 y con los 4,2 que se movilizaron el pasado noviembre con las del centro-derecha, y se ve como un reflejo de la erosión de los socialistas en el poder.

Valls y Hamon tienen ante sí siete días para movilizar a los militantes a su favor. Combativo, el ex primer ministro señaló ayer que en esta segunda ronda se trata de escoger "entre el fracaso garantizado y la posible victoria, entre promesas irrealizables y una izquierda creíble que asume las responsabilidades del país".

Titulares en la prensa haciendo hoy alusión al "choque" entre las dos izquierdas, entre dos bloques irreconciliables, auguraban las dificultades del ganador por conseguir un frente común al término del escrutinio.

Las encuestas relegan a los socialistas al quinto puesto en la primera vuelta de las presidenciales en abril, por detrás del conservador François Fillon, de la ultraderechista Marine Le Pen y de las otras dos grandes cabezas de la izquierda: el exministro de Economía Emmanuel Macron y el neocomunista Jean-Luc Mélenchon.

Una difícil victoria de Valls el domingo podría derivar los votos de los seguidores de Hamon hacia Mélénchon, y el triunfo definitivo del exministro de Educación podría desviar a los votantes de Valls hacia Macron, rostro del socio-liberalismo.

El Partido Socialista "está muy probablemente condenado a vivir en la oposición durante mucho tiempo", dijo hoy en el diario "Le Parisien" el politólogo Gérard Grunberg.

Valls se esfuerza por cambiar las tornas y, fiel a uno de sus mensajes más repetidos durante la campaña, asegura que "nada está escrito".

El partido conservador Los Republicanos y el Frente Nacional han reaccionado en un primer momento a través de sus portavoces, y ambos coinciden en que Macron ha sido el gran beneficiado.

"En la actualidad hay tres izquierdas en el seno del PS: Macron, Valls y Hamon. El señor Macron es el digno heredero de Hollande. Las primarias de ayer no han hecho más que reafirmarlo", dijo hoy en la cadena "BFM TV" el representante de Fillon, Jérôme Chartier.