El presidente de EE UU, Donald Trump, aprovechó ayer un discurso ante una convención de jefes de Policía en Washington, para presionar al tribunal de apelaciones de San Francisco que estudia su recurso contra la paralización del llamado veto islámico, decretada por un juez federal de Seattle (Washington).

Trump lanzó a los jueces -dos nombrados por los presidentes demócratas Carter y Obama; uno nombrado por el republicano Bush hijo- la siguiente advertencia: "(si) quisieran, en mi opinión, ayudar a la corte en términos de respeto por la corte, que hagan lo que deberían estar haciendo", dijo. Para Trump no hay duda de la legalidad del decreto por el que congeló 90 días los visados de entrada a los ciudadanos de siete países islámicos, así como la acogida de refugiados durante 120 días e indefinidamente para los sirios.

En apoyo de su decreto, Trump leyó parte de la Ley de Inmigración de 1965, que da al presidente de EE UU autoridad para legislar al respecto. A su juicio, hasta "un mal estudiante de secundaria" puede entender la legalidad de su medida. Y "yo fui un buen estudiante. Entiendo cosas. Y comprendo muy bien, ¿ok? Mejor, yo creo, que casi cualquier persona", retó. "Es triste, creo que es un día triste. Nuestra seguridad está en riesgo hoy", se lamentó.

El presidente de EE UU encontró la explicación a la paralización de su decreto y al tiempo que tarda en resolver el tribunal de apelaciones en la politización de la justicia. "No quiero llamar a un tribunal sesgado, así que no lo llamaré sesgado. Pero los tribunales parecen ser muy políticos", sostuvo.

"He aprendido mucho en las últimas dos semanas y el terrorismo es una amenaza mucho mayor de lo que la gente de nuestro país cree", señaló Trump. Antes y después de su discurso, Trump insistió en el asunto mediante tuits, argumentando que una decisión judicial contraria a su veto afectará a la seguridad a la que todos los estadounidenses tienen "derecho". En otro tuit, Trump denunció "un gran aumento" en la entrada al país de personas "de ciertas áreas", mientras los estadounidenses son "mucho más vulnerables" a la espera de una decisión sobre su orden migratoria.