La actual ola de protestas contra la violencia policial en Francia ha permitido arrojar luz sobre la muerte en oscuras circunstancias, el pasado 19 de julio, de un joven de origen maliense víctima de excesos policiales. Adama Traoré, de 24 años, fue detenido en Beaumont-sur-Oise, en la periferia norte de París, cuando huía de un control policial. Horas después falleció en comisaría.

Tras conocer la detención de Traoré, su familia se dirigió a la Policía, que dio informaciones contradictorias: según unos, estaba en las instalaciones y se hallaba bien; según otros, estaba hospitalizado, víctima de una ingesta excesiva de alcohol y cannabis. Tras varias horas de presiones, la familia fue informada del fallecimiento de Traoré, supuestamente de un ataque al corazón. La Policía insistió en repatriar el cuerpo a Mali, para evitar la segunda autopsia pedida por la familia, que finalmente la consiguió: Traoré había muerto por asfixia y dio negativo en alcohol y cannabis. Amnistía Internacional ha denunciado un "patrón de impunidad" de la policía francesa, que causa de 10 a 15 muertes al año.