El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, anunció ayer que el presidente Trump ha pedido al Congreso que investigue si la administración de su predecesor, el demócrata Barack Obama, ordenó pincharle los teléfonos antes de su triunfo en las elecciones del pasado noviembre.

En un comunicado, Spicer detalló la solicitud: Trump quiere que los comités del Senado y la Cámara de Representantes que ya investigan la injerencia rusa en los comicios, denunciada al alimón por el FBI y las agencias de inteligencia, indaguen también si el gabinete de Obama "abusó de sus poderes"

El sábado, Trump acusó al demócrata, vía Twitter y sin presentar ninguna prueba, de haber ordenado la grabación de sus conversaciones en la Torre Trump de Nueva York, acusación que negaron taxativamente, ese mismo día, el portavoz de Obama y un exasesor y, ayer, el exdirector de Inteligencia James Clapper.

Spicer tampoco aportó pruebas para sostener las acusaciones contra el expresidente, pero no se privó de decir que "las informaciones sobre investigaciones potencial y políticamente motivadas, justo antes de las elecciones de 2016, son muy preocupantes". Y añadió que "ni la Casa Blanca ni el Presidente ofrecerán más declaraciones" hasta que el Congreso realice su investigación.

En una andanada de tuits, el magnate comparó el supuesto proceder de Obama con el "caso Watergate" y la "caza de brujas" del senador McCarthy, y le llamó "tipo malo o enfermo".

Entre tanto, Clapper negó categóricamente las acusaciones de Trump. "No ha habido tal actividad, ni contra presidente alguno, ni contra presidente electo alguno, candidato o campaña", dijo en el programa "Meet the press", de la cadena NBC.

Clapper negó incluso los rumores de algunos analistas sobre la posibilidad de que Obama hubiera ordenado el pinchazo tras recibir la aprobación de un tribunal basándose en la doctrina FISA (Acta Judicial para la Vigilancia de Inteligencia Extranjera).